Simplemente, porque en el ADN del chileno no está esa capacidad. Nuestros gobernantes han gastado su energía sólo para ser ineficientes. Su miopía no les ha permitido ver más allá que los límites de Santiago. Esto corre para el gobierno actual, los anteriores y los que vendrán. Chilenos somos todos, los de regiones no sólo existimos en período de elecciones, en que curiosa y sorpresivamente de la noche a la mañana nos convertimos en sus “queridos vecinos”.
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