Helicobacter pylori es un bacilo gram negativo curvo que se mueve de manera activa gracias a unas estructuras llamadas flagelos. Estas estructuras le permiten desplazarse fácilmente dentro del estómago. Esta bacteria presenta todo un desafío para su estudio, debido a que es difícil de cultivar en laboratorios debido a sus necesidades especiales y su comportamiento particular.
Se sabe que el 50% de la población del mundo está infectada por esta bacteria y que se adquiere durante la infancia. En Chile la prevalencia es de un alrededor del 70%. La transmisión de este patógeno aún no está del todo esclarecida, pero se cree que ocurre predominantemente por contacto de persona a persona, siendo importante la vía fecal-oral y en algunos estudios se evidencia la transmisión intrafamiliar. Sin embargo, también se ha sugerido que la bacteria puede existir de forma natural en el ambiente y permanecer en estado de latencia.
Además, puede vivir en el estómago de las personas y se asocia a gastritis, úlcera péptica, adenocarcinoma y al linfoma de MALT asociado a mucosa gástrica. Por ello, en 1994 la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer consideró a la Helicobacter pylori como un agente carcinogénico tipo I en humanos.
De ahí la importancia del tratamiento de este patógeno en pacientes infectados de acuerdo con algunas recomendaciones internacionales. Su erradicación de en individuos infectados no sólo contribuye a evitar el desarrollo de las patologías mencionadas anteriormente, sino que también previene de recaídas a largo plazo. La terapia, entonces, se constituye en una alternativa importante en el manejo del paciente y de las enfermedades asociadas a este patógeno.
Gentileza: Alejandra Soto Labra / Directora Tecnología Médica / Universidad Andrés Bello, Concepción
*** SIN COMENTARIOS INGRESADOS***