Francisco Flores, desempolva gratos recuerdos de su paso por la radiofonía cañetina de hace más de 40 años, nombres, personajes de entonces, situaciones y anécdotas que de seguro pondrá nostálgico a más de uno de nuestros lectores cañetinos (y más de algún lebulense).
Siempre recuerdo mis días de trabajador radial en Cañete, recuerdos que son imborrables con situaciones divertidas algunos, otros con tristeza, invitaciones de amigos y algunos no tanto, pero en fin; cada detalle de aquella época está en mi memoria y me acompaña por la ruta de la vida tanto que he llegado a creer que alguna vez puedo regresar a ese mundo de sueños.
Por esa razón he querido recordar algunas anécdotas de aquellos tiempos.
Por octubre de 1973 llega desde Angol traído por Don Luis Gerardo Rivas Leal, Gerente de Radio Millaray; el locutor Américo Giuluicci Andueza, quién se haría cargo de la dirección artística y contratación de publicidad de la emisora; pero existía un pequeño gran problema… estábamos en cadena nacional obligatoria a raíz del Golpe Militar, por lo tanto no había programación; lo único que tenía que hacer el radio controlador que abría por la mañana era conectarse a Radio Universidad de Concepción que era la que mejor llegaba a Cañete como causa de los accidentes geográficos conocidos.
Debido a esos mismos problemas geográficos la señal comenzó a debilitarse por lo que al final era sólo ruido; además se estaba presentando otro problema, habría Junta Militar en el Gobierno pero igual había que pagar los sueldos, la luz, el agua, etc, etc así que había que inventar algo para generar ingresos, además que Américo ganaría un porcentaje por cada aviso contratado, cosa que hasta ese momento no sucedía.
Pero… Bendito sea el Altísimo; alguien se iluminó (no recuerdo quién) y propuso ir a conversar con el Capitán de Carabineros que era responsable de Cañete por si acaso nos daba permiso para descolgarnos de la cadena y hacer programación normal; buena la idea dijimos; pero y ¿quién le pone el cascabel al gato?... Américo Giuliucci, total era el Director Artístico, quién se hizo acompañar por quién sería en adelante su “yunta” de correrías en Cañete, Tito Muñoz Fuica.
El Capitán de Carabineros gentilmente accedió a la petición con el compromiso que se tocaría algo de música chilena durante el día, y en las horas nos conectaríamos a Radio Universidad de Concepción para dar los boletines desde el edificio Diego Portales donde estaba instalado el gobierno; llegara como llegara la señal.
Bien, entonces se hizo una reestructuración de turnos de locución y radio-controladores, quedando yo a trabajar con Tito Muñoz como locutor por las mañanas y en la tarde; además se creó para los sábados a las 22 horas un programa bailable llamado “Agarrando vuelo” que harían Tito y Américo para ponerle color al ambiente desde la locución y yo en la sala de sonido.
Como tres semanas estuvo todo en orden y no hubo novedades; pero… un sábado X le dieron el “vamos” al programa y Américo invitó a Tito a tomar una cerveza donde “On Raúl” que estaba a media cuadra por calle Villagrán; yo me quedé tocando música apoyado con algunas cuñas y esperando que llegaran; porque, según dijeron me traerían una cerveza; toqué música, y toqué música, y toqué música, y al final cerré las transmisiones a la medianoche y de los locutores nunca más supe…¡hasta el lunes!
¿Qué había pasado? Estaban donde “On Raúl” y otras personas los invitaron a una fiesta a Antihuala y hacia allá se fueron; ¡qué programa ni qué programa!
Cuando les reclamé me preguntaron, Pancho ¿cómo se llama el bailable? —Agarrando vuelo — les dije— Ya, puh, nosotros “agarramos vuelo” pa Antihuala; no me hizo ninguna gracia el chiste.
OTRA.
En el mes de agosto de 1975 un día de semana se cortó la luz, fue en un momento que estábamos todos en la emisora; así que nos pusimos a conversar, contar chistes, y de repente yo digo— “Cabros, ¿por qué no rematamos una ramada pa'l “18”? total tenemos música de sobra. —Claro, dijo Tito Muñoz; tendríamos que poner el sueldo pa'financiar”; ganábamos la escalofriante suma de $100.- así que entre todos podíamos hacerlo.
Pasaron algunos días, un par de semanas tal vez; y de improviso llega Tito a la radio y dice –“Ya, rematé el sitio pa' la ramada; así que necesito una autorización de ustedes pa' pedirle la plata a don Gerardo”; todos le autorizamos y comenzó la fiesta; estábamos Juanito Gutiérrez; Alfonso Mendoza; Eduardo Torres (temporalmente) Tito Muñoz y Yo.
Mi papá fue a ayudar a conseguir algunos materiales y a trabajar en la instalación de la ramada; también me parece que hizo los contactos para comprar un novillo para la carne (de eso no estoy muy seguro, pero parece que fue así); claro que comenzaron los problemas con don Gerardo Rivas porque decía que dejaríamos botada la radio; cosa que al final sucedió; así que después del desfile del “18” autorizó a cerrar hasta el día 20.
Para trabajar en la ramada todos llevamos a nuestra pareja para la cocina, los hombres al mesón y… a bailar para complacer a alguna auditora; Eduardo pidió prestado a su hermana un equipo amplificador que ella tenía, y algo simpático también sucedió porque estaba pegando la cumbia “El animalito” de Los Luceros del Valle, y solamente nosotros teníamos “animalito”, así que de vez en cuando venían de otra ramada a pedir prestado nuestro “animalito”, ya que en la ramada que había “animalito” se concentraba la gente; harto trabajo tuvo nuestro “animalito”- la cumbia me refiero.
Eduardo Torres atendía el mesón y la caja recaudadora; Alfonso Mendoza se ubicó en un piso giratorio en el centro del mesón a atender así que no tuvo que salir de allí, salvo que después de casi toda la noche quiso ir al baño y no pudo regresar de ebrio que estaba ya que el público le servía trago, y él no estaba acostumbrado a tomar (salvo el pipeño de “El último tango” pero esa es otra historia) así que no se dio cuenta que le estaba haciendo efecto el “cariño y la amistad” del público.
Todo el apoyo logístico, es decir la harina para las empanadas, las cebollas, la carne; estaban en la casa de Tito a pocos metros de allí, las ramadas estaban en el sitio colindante a la Población Paulino Viveros que en ese momento estaba desocupado.
Algunos días después, tal vez un par de semanas, Eduardo fue confirmado en una emisora en Concepción a la que estaba postulando y se marchó de Cañete, desde entonces lo he visto sólo dos veces que lo pasé a saludar a Radio Caracol; hasta ahora, que he visto alguna fotografía suya en internet.
LA ÚLTIMA HISTORIA POR HOY.
Américo Giuliucci que siempre se iba y regresaba cada cierto tiempo; estaba nuevamente en Cañete, y como siempre creaba "movidas" para generar dinero, a fines de 1977 se le ocurrió la brillante idea de hacer un campeonato de baby-fútbol con Radio Teniente Merino de Lebu; este campeonato sería de ida y vuelta y se llamaría “La copa de la amistad”; y cada emisora tenía que promover el partido en su ciudad porque la recaudación se repartiría entre las dos radios , lo que a su vez se repartiría entre el personal respectivo.
Nos trasladamos a Lebu a jugar; íbamos todos, Jaime Jara y Tito Muñoz,(los dos ya fallecidos ) Pedro Mendoza; Américo Giuliucci, Germán Salas (que no jugaba ni con tierra) y YO el arquero; Juanito Gutiérrez se quedó en la radio a cargo de todo; resultado nos empataron a 1 con un autogol de Tito Muñoz; ¡ah! Y de la recaudación se preguntarán; pues en Lebu NADIE HABIA COMPRADO NINGUNA ENTRADA, por lo tanto no había caja.
Igual nos llevaron al estudio nos sirvieron unos canapés y un trago de vermouth, y pa'fuera porque eran las 11 de la noche; no teníamos locomoción ni dinero para regresar a Cañete así que Germán Salas habló con una persona que en Lebu tenía una pick-up que se llamaba “Taxi-carga” con la que trabajaba y nos cobró $1.500— por llevarnos a Cañete los que pagó el flaco Jaime Jara con el compromiso de devolverle el dinero; en la cabina se vinieron Américo y Germán; el resto en la pick-up muertos de frío, unidos en la amistad como nunca.
Ahora que recuerdo parece que no le pagamos nunca a Jaime los $ 1.500.-
Bueno, en el partido de vuelta sucedió algo simpático; como no nos ganaron en Lebu, traían varias “galletas”; todos jugadores importantes conocidos por Germán Salas porque el había trabajado allí, y para que todo fuera “legal” la gerencia de la radio les había hecho unos contratos “provisorios” en la mañana; y al no querer sacarlos del equipo; nosotros integramos al nuestro a Guillermo Guerra, Agrónomo funcionario del Banco del Estado y que hacía un programa referente al tema los días domingos; también integramos nuestra “galleta” principal: Juanito Matamala, el conocido y querido “Caracol” (Q.E.P.D.).
En el partido , que se hizo en el Club Deportivo Alianza; con un marco impresionante de público, porque Cañete sí que apoyó a su radio; con un árbitro claramente a favor de las visitas, no recuerdo cuántos, pero fueron varios los goles que se llevaron, y el más quemado fue un joven que lo traían como goleador a quién el árbitro hizo un cobro de penal para favorecerlo, y como el cobro estaba mal efectuado todos me dijeron que dejara el arco solo; contra mi voluntad lo hice y el muchacho le pegó al vertical izquierdo, causando aquello su total derrumbe como jugador estrella a causa de las pifias del respetable.
Al final con la recaudación Pedro Mendoza mandó a hacer una “pichanga” como para 40 personas después que en Lebu no superábamos las 10; en el Restaurante “El Ronce” que está a una cuadra, allí se invirtió toda la recaudación por lo que nuevamente no vimos ni uno.
Pero de que quedamos contentos, caramba que quedamos contentos.
En fin, cada persona que ha trabajado en radio tiene historias que contar de manera colectiva e individual; cada una tiene el sabor de la tragedia o de la risa en su momento, pero al igual que ahora, y con el paso del tiempo estas se transforman en alegría; en momentos especiales que nunca volverán, y al recordarlas nos hace tener un momento de emoción y gratitud por las personas que hemos conocido a través del tiempo, y con la cuales pudimos compartir penas y alegrías, alimentar sueños y esperanzas de un futuro mejor para todos; este futuro que hoy está en nuestras manos, en las personas de nuestros hijos y nietos; y que nos hacen darnos cuenta que la vida es bella y vale la pena vivir porque siempre existe alguien que nos necesita, y en cada momento nos valora, además siempre existe una estrella en el firmamento que debemos alcanzar; ya que…
Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Saludos a todos; quienes trabajan en las diferentes emisoras de Cañete.