El Programa Quiero Mi Barrio junto a la Escuela Elisa Peter impulsan un espacio tecnológico único que fomenta la responsabilidad ciudadana desde la infancia.
En el corazón del barrio El Santo, la Escuela Elisa Peter se transformó en un verdadero centro de innovación y aprendizaje ciudadano. Gracias al compromiso de la comunidad educativa y el apoyo del Programa Quiero Mi Barrio, niñas, niños y jóvenes están viviendo la experiencia de conducir de manera responsable a través de un moderno simulador de manejo.
El director del establecimiento, Miguel Ángel Puentes, destacó que la iniciativa nació como una respuesta concreta a una problemática que se vive en la comuna: “Detectamos que la irresponsabilidad al volante, incluso en menores de edad, es un tema que afecta a nuestras familias. Por eso decidimos dar un paso adelante y enseñar a nuestros estudiantes, desde pequeños, las leyes del tránsito y la responsabilidad de ser buenos ciudadanos”.
La experiencia no solo entusiasma a los estudiantes, también los hace reflexionar. Evelyn, alumna de cuarto básico, contó: “Nunca pensé que iba a aprender estas cosas tan chica. Ahora cuando veo que alguien se equivoca en la calle me doy cuenta de la importancia de manejar bien y hasta le digo a mi papá o a mi mamá que respeten la velocidad”.
Sofía, de octavo básico, agregó: “Este simulador es un privilegio enorme. Nos enseña que manejar no es un juego, es una gran responsabilidad. Aprender esto desde temprana edad va a marcar nuestras vidas”.
El taller es guiado por docentes de matemáticas, tecnología e informática, quienes acompañan paso a paso a los estudiantes. Para el profesor Ian Mora, este avance ha sido clave: “En la universidad nos decían que la tecnología no llegaba mucho a los colegios. Aquí lo estamos cambiando. Poner esta herramienta en manos de nuestros estudiantes es abrirles puertas para su futuro”.
La comunidad también ha valorado este logro. Carla Lagos, trabajadora social y contraparte técnica municipal del Programa Quiero Mi Barrio en El Santo, explicó: “Estamos orgullosos de que una escuela pública ofrezca esta calidad de oportunidades. No solo impacta a los niños, también a sus familias, que ven en esta experiencia un motivo de orgullo y esperanza para el barrio”.
Además del simulador, el establecimiento ha incorporado impresoras 3D y otros recursos tecnológicos, que permiten a los estudiantes desarrollar habilidades del siglo XXI, reforzando la confianza en sus talentos y la capacidad de soñar con nuevas posibilidades.
Con estas iniciativas, el barrio El Santo demuestra que la educación, la participación comunitaria y la innovación pueden transformar realidades. Tal como lo plantea el Programa Quiero Mi Barrio, cuando se abren espacios de aprendizaje, se fortalece el tejido social y se construye ciudadanía desde la infancia.
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