El 02 de septiembre de 2017 publicamos la biografía de Don Omar Aravena Cortéz, un héroe anónimo de Chile, ahora publicamos la segunda parte, según su hijo mayor.
Omar Aravena, como muchos de quienes aportan con su trabajo, conocimientos y dedicación a la grandeza de Chile sin más reconocimiento que la satisfacción del trabajo bien hecho y la entrega de hijos debidamente educados para que continúen en la senda del trabajo honrado y que sean un real aporte a la sociedad.
Hoy 8 años después (leer acá la Parte 1) concluimos aquella historia contada por Jaime Aravena Medina, su hijo mayor.
BIOGRAFIA OMAR ARAVENA (Parte II).
Corría el año 2017, cuando por motivos de salud doña Liliana Medina Mendoza, fallece un 09 de marzo de 2017, dejando un enorme vacío en la familia como en la comunidad en que vivíamos.
Pasado este terrible episodio don Omar se establece en Cañete cerca de donde reposa su esposa, la que fuera su mujer por más de 50 años, Don Omar se dedicó a distintas labores, de vez en cuando viaja a Trangiulboro donde su amigo Pereira, su yerno Garrido con el que se internan en los bosques recordando viejos tiempos.
Cierto día llega a su casa en Cañete un hombre de apellido Fernández, en busca del mejor Maestro de aserradero, ya que había sido recomendado por muchos que lo conocían; este amigo había comprado un banco aserrador, el cual no tenía idea de cómo hacerlo funcionar, allí junto a un hijo trataban de hacerlo funcionar sin tener éxito. Este banco era antiguo, mi padre lo conocía y decía que era lento en su faena, pero había que hacerlo funcionar a como diera lugar.
De partida estaba fuera de nivel y desalineado y ante eso la madera salía como escopeta, la transmisión era muy lenta, ellos mismos habían puesto una transmisión que no se relacionaba con las rpm que sugería la sierra para ese evento, ya una vez listo el banco ( cuadrado) como decían los viejos antiguos se comienza con la faena; para completar el grupo humano de trabajo llega al banco otro experimentado de BIMA, Don Francisco Ormeño de profesión partidor en la segunda sierra; este último recomendado por don Omar, al poco andar ambos trabajadores no dieron el ancho cada cual con sus achaques los que les llevo entregar la pega, quizás las ganas estaban más vivas que nunca en ellos pero la realidad era otra, había que echarle una miradita al carnet.
El amigo Fernández le rogaba a Don Omar que siguiera pero lo que estaba sucediendo en el interior de su organismo era un aviso en lo más tarde sería una terrible realidad.
Yo, Jaime, hijo mayor de don Omar me encontraba trabajando en la ciudad de Osorno, cuando por esas cosas de la vida se me declara unos malestares y debido a ello el doctor, un gastroenterólogo sin anestesia me dice: " amigo no hay mucho que hacer contigo tienes un tumor (cáncer) terminal grado 4; un verdadero balde de agua fría, mi padre siempre tenía como convicción que yo iba a salir de esta.
Pasé un período complicado porque fui sometido a una operación donde me extirparon el estómago para dar lugar a un ducto que se comunica con uno de los intestinos, y entre terapias de quimio y mi poca cantidad de comida llegue a pesar 38 kilos y entre los días de operación me vi tan desfallecido que reuní a mis hijos y hermanos para que hicieran los preparativos de mi velatorio y sepultación, así de optimista estaba.
Conocida la noticia la tarea fue de mi padre y mi hermano Héctor para cotizar el ataúd y tenerlo a mano cuando sucediera el desenlace, pero mi viejo siempre tuvo la fe que yo iba a salir de este trance.
P asado un buen tiempo mi padre comenzó con un tratamiento de radio terapia producto del desarrollo de un cáncer prostático y eso lo llevo cada día en decadencia; pronto llega la pandemia y todos encerrados, las visitas al médico cada día más distante y cuando se retoman los procedimientos médicos , el cáncer inicial de próstata pasa a cáncer óseo, fueron días muy duros para mi viejo, había que ir con él a las terapias y controles hasta que definitivamente queda postrado en cama por días.
Don Omar; mi padre, celebró su último cumpleaños junto a sus hijos, hermanos y resto de la familia; yo recuerdo ese día todos reunidos muy alegres pero en su interior cada día mi viejo se iba quedando postrado atormentado por las dolencias, es así que llegó el día 9 de agosto de 2022, nos deja llevándose consigo un interminable número de anécdotas y un cúmulo de conocimientos de lo que él sabía hacer, heredero de una enciclopedia que transmitida desde su padre hacia nosotros mismos quienes trabajábamos junto a él y sus cumpas todos venidos de BIMA.
Durante este año han ocurrido muchas cosas en nuestra familia, partiendo por mi recuperación y estado de salud, pero lo más importante de todo lo que Dios nos ha dado como regalo, es el primogénito de Camilo un bebé que nos ha dado alegrías y el cual comentamos como estarían nuestros padres con este retoño prolongando el apellido Aravena.
Desde los aserraderos de BIMA hasta la actualidad la familia Aravena - Medina a aportado a la grandeza del país conocimientos y esfuerzos más allá de la esperanza teniendo como meta el crecimiento de la familia y el desarrollo de la comunidad.
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