Sería 1961, 1962, 1963... no recuerdo; pero mis padres me llevaron a ver la llegada del Viejito Pascuero a la Estación de Cañete.
Nos instalamos a una distancia prudente en las alturas desde donde se veía la Estación de Ferrocarriles de Cañete cuando de pronto irrumpió un tren, no sé si un tren completo o solamente la locomotora, pero en su parte frontal venía el Viejito Pascuero y lo que más me impresionó fue que desde donde nosotros estábamos vi cómo pasó por encima de la gente y eso me impresionó muchísimo.
Años mas tarde cuando comencé a viajar a Lebu en tren y analizando el recuerdo me di cuenta de que el tren no pasó sobre la gente, solo fue una ilusión óptica por la distancia en la que nosotros estábamos instalados.
En otra oportunidad tuvimos que ir; en realidad nos llevaron a mi hermano y a mí a la esquina de calle Videla con 2do de Línea frente a la "Bola de Oro" de Don Isidro Valenzuela donde nos entregaron a cada uno un paquete que sujetamos por un palo de escoba que salía de este.
El palo era "el cuerpo" con una cabeza plástica de un caballo y el resto seguramente eran golosinas y otras cosas para jugar.
Posteriormente nos tocaba llegar hasta el frontis de la Gobernación comunal para recibir los regalos de manos del mismísimo Viejito Pascuero que estaba personalmente ahí saludando a cada niño que estaba previamente inscrito para el efecto.
Debo confesar que siempre dudé de la existencia del dichoso personaje especialmente un año que llegó desde Antofagasta mi primo Humberto Flores; mi "nano Berto" de visita a Cañete y a mi hermano Luis le traía una hermosísima ametralladora que funcionaba con 6 pilas grandes y al presionar el gatillo además del ruido emitía unas luces multicolores; a mí me trajo una más pequeña que funcionaba a fricción las que una vez probadas tuvimos que guardar para que nos las entregara el mentado Viejito Pascuero.
El día 25 por la mañana mi papá armó toda una parafernalia para entregarme de parte del Viejito Pascuero la ametralladora que mi "Nano Berto" me había traído desde Antofagasta.
En esos años desde la Gobernación de Cañete pasaban por las casas inscribiendo a los niños para los regalos hasta la edad de 15 años y un día previo asignado debíamos llegar hasta su frontis donde nos entregaban un paquete con los obsequios con la presencia del Viejo Pascuero quién supervisaba todo.
El día jueves 24 de diciembre del año 1970 salimos desde mi casa en el sector de Puente El Carmen hacia la Gobernación para retirar los regalos navideños y como las inscripciones estaban en la casa de mi abuelita Hortencia mi mamá quedó esperando en un lugar y yo fuí a buscar "los vales" que acreditaban que estábamos inscritos con mis hermanas; pero mi abuelita nos dijo que había venido una señorita mandada por Don Elías Jana Santibáñez a marcar los "vales" porque él iba a entregar regalos en las poblaciones el día 25, o sea mañana.
Llegada la fecha y hora del acontecimiento debo reconocer que lo recibido de parte de Don Elías Jana Santibáñez fue mejor que lo entregado el día anterior por la Gobernación; honor a quién merece honor, dicen.
Yo no soy muy adicto a estas celebraciones, solo sigo la corriente; pero veo que antes era más sencillo, más simple; una cabeza plástica de caballo con un palo de escoba o una pistola plástica nos hacía felices; nuestros padres no tenían que incurrir en grandes gastos; solo en una buena comida la noche del 24 y eso era todo.
Hoy no es así y me entristece un poco porque se ha perdido el sentido de la Navidad que debería unir familias en virtud del nacimiento del Salvador; hoy todo es presumir; todo es consumismo, todo tiene precio abultado si no, no vale.
Mi madre nos hacía unos panecillos adornados y un pequeño pino con lana de oveja porque algodón no había y era. Eso era todo. Y éramos felices.
Ojalá algún día y momento regresáramos a esa época. Aunque lo dudo.
Feliz Navidad a todos.
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