Rolando Matus nos trae al presente un artículo publicado en el diario La Patria el 9 de marzo 1958 que hace una descripción muy descriptiva de lo que era la Isla Mocha en esa época.
Si bien la crónica publicada hace 67 años no muestra muchas imágenes de la Isla, la descripción permite imaginarse con gran claridad de como era entonces; la imágenes de más abajo son de otra época y solo para graficar este artículo.
- No hay zarzamora, ni gorriones, ni liebres, ni ladrones - La vida en comunidad. - Una montaña virgen de boldos, lingue, ulmo, maqui, canelo, luma, tepa etc.- Setecientos isleños felices. - Ganado y siembra. - Betarragas de más de medio metro. - Aeródromo. - carretas chanchas y caballos. - El cielo y los murciélagos. - Las loberías del Faro Oeste. - Posibilidades para el turismo. - Impresiones de un viaje. - Don Ricardo Wortsman, inquieto vecino penquista, embarcó hace algunas semanas en el Araucaria —barco de la CAP que cubre la ruta entre San Vicente y la Isla Guarello, con escala en La Mocha, a fin de ir a dar un vistazo a este paraíso, salvado por el mar y la distancia. La Isla Mocha tiene una periferia de 10 kilómetros y se encuentra ubicada, exactamente, frente al límite de las provincias de Arauco y Cautín. El señor Wortsman, acucioso observador, tomó anotaciones que nos entregó en su oportunidad y que dan fundamento a esta crónica. A la isla puede llegarse por barco o en avión. No hay muelle. El barco se detiene lejos de la costa, y en lanchas es menester llegar hasta ella. La formación geológica de aquella isla, le dejó como herencia una costa difícil, con bajíos, escollos, y peligros. El avión, en cambio, demora poco Y tiene un buen campo de aterrizaje. Viven allí setecientos colonos que, por arte de las circunstancias, han adoptado un régimen de comunidad para vivir. La explotación ganadera, de las siembras, maderas, riqueza marítima, etc., se realiza de acuerdo con normas y métodos que proclaman las ventajas de aquel sistema. La Escuela, Carabineros, la Caja de Colonización y el Telégrafo, forman el "barrio cívico'', al cual se llega por un camino que arranca de la ruta que circunda la isla. Al centro de la isla se levanta la montaña, en todos los más hermosos tonos de verde, proclamando la majestad del roble, del lingue y del ulmo. En su periferia se ven los olorosos peumos y boldos, los laureles fragantes, la tepa, la dura luma y el majestuoso canelo. Líquenes y enredaderas, matorrales y flores de tonos pálidos denuncian su presencia en el sereno corazón del bosque. El limo de los ríos, incluso del Bio Bío, al llegar al mar, se desvía hacia el sur y en la Isla encuentra una especie de filtro. De ahí entonces la increíble fertilidad de un terreno cuya capa vegetal no es grande. Allí se da de todo: trigo, papas. repollos, betarragas, arvejas etc. Hace tres semanas. la alfalfa tenla cuarenta centímetros. Los vacunos, ovinos y porcinos llaman la atención por su buen estado, su gordura y su alto rendimiento de carne, grasa y leche. El mar es también generoso, No hay industria establecida de pesca, a pesar de que abundan los peces y crustáceos. Los erizos, cuya extracción se realiza en forma rudimentaria, constituyen desde hace poco un buen rubro de entradas. Son transportados por avión a los centros de consumo. Entre los colonos se advierte un notable espíritu de progreso. Allí impera la ley seca y carabineros – según testimonio del sargento- no registra riñas, ni pendencias. No hay ladrones y no se necesitan candados ni alarmas, ni cosa por el estilo. Las transacciones se realizan a base de trueque simple y es difícil ponderar la situación de los colonos, pero una prueba de su condición puede darle al hecho de que uno de ellos ha tenido que pagar, durante lo que va corrido del año solo por fletes de vacunos enviados a concepción, la suma de un millón trescientos mil pesos al contado. Se caracteriza el mochano por su espíritu querendón de la isla y entre sus hijos ya dividiendo la tierra. Una hectárea provee alimentos suficientes para dos vacunos El camino de circunvalación y todas las distancias son cubiertas a caballo en la primitiva carreta chancha, de duras ruedas de luma. Un hombre excepcional, el aviador Edward Blackburn, unió hace años la Isla con el continente, El aeródromo lleva su nombre. Blackburn es mochano de espíritu, y se ha convertido en correo y embajador de la Isla en tierra continental. La línea Cruz del Sur ha aumentado las posibilidades aéreas, transportando turistas, y posibilitando la comercialización del erizo. La llegada de: los aviones es un acontecimiento que interesa a todos los setecientos gentiles hospitalarios vecinos. El director de la Escuelita, hombre que tiene un claro sentido de su tarea y lo que ella significa, mantiene cursos de carpintería, una biblioteca, etc. Organiza un grupo scoutivo. Nuestro informante lo vio mientras personalmente reparaba el edificio de la escuela. La recepción radiotelefónica es excepcionalmente buena. Los receptores de radio reciben la energía necesaria de cargadores de viento, que cubren los techos de las casas con sus largas aspas. El cielo de La Mocha es de una majestad incomparable. Azul y puro, permite al caer la noche, observar claramente las constelaciones. Muy a lo lejos, en los días de sol. se observa la linea del horizonte continental. Al caer la noche, miles y miles de murciélagos abandonan sus misteriosos dormitorios de la montaña para incursionar por las playas mochanas. El viajero siente une rara sensación en la isla. No hay zarzamora. ni liebres, ni gorriones, ni conejos. No hay plagas. En cambio, como el cazador casi no existe, las avecillas autóctonas, el jilguero, le tórtola, la torcaza, le golondrina, las diucas, etc. viven felices y en todas partes. La hospitalidad del mochano es grande. Pero hace falta una hostería para los turistas. Este es el proyecta que les preocupa. Un hotelito, que serviría las mejores y más baratas comidas de todo Chile, y un medio de movilización más cómodo, probablemente una barcaza o una embarcación de algún tonelaje. En la Mocha hasta el aire parece más diáfano y más puro. El espíritu de sus habitantes es diferente al de la gente del continente. Ciertamente decir de ella que es un paraíso no tiene nada de exageración. |
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