Celebran los de la Usina y con merecimientos indiscutibles, a pesar del despilfarro de los mineros de El Salvador, los cuales durante casi todo el torneo lideraron el campeonato, llegando a estar en un momento a diez puntos de su más cercano perseguidor. Pero así es el futbol, ahí es donde está el encanto de este deporte tan popular en todo el planeta.
Me parece que si hubiera que buscar la principal diferencia de rendimiento entre acereros y mineros, no es otra que la regularidad. Huachipato fue un equipo que no tuvo lagunas, ganó cuando tenía que hacerlo, algo que no pudo hacer Cobresal, lo que a la postre le pasó la cuenta. Convengamos también que el futbol de los de Talcahuano fue más versátil y no tan pragmático como los del mineral de El Salvador.
Siempre cuando los torneos largos ofrecen estos desenlaces dramáticos, el equipo que mejor soporta la presión es el que saca mayores dividendos, aun cuando no es lo más relevante, porque para sumar más puntos que el resto hay que ganar más que empatar o perder, para lo cual en la mayoría de los casos se debe jugar mejor que los rivales, salvo contadas excepciones.
Se lamenta lo de Cobresal, porque estuvieron muy cerca de la segunda estrella, no obstante es de justicia reconocer la tremenda campaña de un club que ya no tiene los mismos recursos que Codelco aportaba hace algunos años y que, a despecho de aquello, ha sido protagonista de los últimos torneos de Primera División.
Lo de Huachipato no es casualidad. Es una institución sólida en estructura e infraestructura. Pocos son los clubes que mantienen una línea o un camino sin desvíos o alteraciones en su estilo de organización. Este tercer título tiene agregado el mérito de que actualmente ya no cuenta con el mismo apoyo de la Compañía de Acero del Pacífico (CAP) lo que no deja de ser significativo en materia de recursos económicos, por eso se valora la gestión de sus dirigentes, quienes han mantenido las finanzas en orden, sin descuidar el trabajo de base.
Aplausos a granel para su actual directorio, socios, hinchas y simpatizantes, una vez más han dejado en lo más alto a la Región del Bío Bío y, por qué no decirlo, a todo el sur de Chile. Una demostración de que a veces no se necesita parafernalia o primeros planos para hacer las cosas bien. No existe mejor receta en el deporte, en este caso en el fútbol, que trabajar con objetivos claros y de largo plazo, sin que los resultados mediáticos, sean estos malos como en algún momento o buenos como ahora, modifiquen la planificación de la estructura.
A seguir por esta senda, formando futbolistas, engrandeciendo el Club y fortaleciendo el fútbol chileno, que bastante lo necesita.
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