De acuerdo con mi modesta opinión, la llegada de Gareca como nuevo técnico de la selección nacional es un vulgar manotazo de ahogado de parte de la ANFP. Muchos dirán que no existía otra opción en honor a la urgencia y a la actual posición en que se encuentra Chile en las clasificatorias para el próximo mundial. Sin embrago, se está privilegiando el resultado deportivo mediático por sobre todas las otras cosas, incluyendo un desembolso económico importante, el cual no creo que esté de acuerdo o no es proporcional a las funciones que cumplirá, considerando que en este caso solo se restringen a la preparación de la Selección adulta sin ninguna injerencia y participación en las selecciones menores y tampoco en la estructura técnica del fútbol chileno. El actual directorio del organismo rector de nuestro fútbol está poniendo todas las fichas en un proceso que, en los últimos años, no ha dado el tono y no ha estado a la altura de las exigencias, con tres técnicos: Rueda, Lazarte y Berizzo.
Valdrá la pena apostarlo todo a cambio de la presencia de Chile en un mundial, después de anteriores experiencias, donde la improvisación ha sido el común denominador de procesos que fracasaron de manera rotunda y sin sacar las lecciones correspondientes para corregir lo errores cometidos. Nadie discute la relevancia que tiene ser parte de una cita planetaria, pero lograrlo a como de lugar, no creo que sea la mejor de las fórmulas. Un mundial debe ser un objetivo pensando no sólo en el resultado de los partidos, sino que en algo más que eso; buscar la manera de aprender de los países que ya encontraron los caminos para el desarrollo global en todos los espectros de la actividad e introducir los cambios sustantivos que se requieren para mejorar cualitativamente. De nada sirve llegar y estar en un Mundial, si después todo va a seguir igual, es decir, canchas en estado deplorable, competencias mediocres, estadios casi vacíos, deficiente y frágil estructura en el trabajo formativo de los clubes, etc.
Esperemos que esta apuesta por Ricardo Gareca termine de la mejor forma con Chile en el próximo mundial de Norte América el año 2026 y que después, de una vez por todas, se adopten las medidas para generar los cambios que se necesitan en nuestro fútbol profesional, con la plena convicción de encontrar definitivamente las herramientas y los caminos para el desarrollo global del fútbol que tanto queremos.