Rememoranzas de Francisco Flores que seguramente traeran recuerdos de nuestros lectores más adultos y una buena forma de saber como era el Cañete de hace un par de décadas para los más jóvenes, contada de una manera simple y sencilla con la acostumbrada sensibilidad de Francisco.
Sería como en abril del año 1975 que estando tranquilamente recostado en mi cama a eso de las 2 de la tarde cuando mi mamá me avisó que alguien que ella no conocía me buscaba.
Era David Carrillo, el mejor cantante popular que había en Cañete por ese tiempo que llegaba hasta mi casa para pedir un favor.
Sucede que le habían prestado unos discos para que aprendiera algunas canciones para futuras actuaciones y como él no tenía tocadiscos había acudido a Juanito Sanhueza Yévenes que le pretara uno.
Juanito Sanhueza (Q.E.P.D.) con la gentileza que lo caracterizaba le dice que el único que le puede prestar me lo había pasado a mi y que viniera a hablar conmigo.
Le dije a mi amigo David Carrillo que no tenía ningún reparo en pasarle el tocadiscos pero había un pequeño problema, este estaba donde mi abuelita Hortensia Arriagada en la Población Santa Clara, es decir en el extremo norte de Cañete.
David Carrillo, me pidió que fueramos a buscarlo así que nos encaminamos hasta la casa de mi abuelita Hortensia; y una vez allí, David comenzó a examinar los discos que yo tenía, encontrando varios que se ajustaban al estilo de canciones que el interpretaba.
Ahora a mi amigo David Carrillo se le presentó otro problema; el tocadiscos no tenía amplificador por lo que había que conectarlo a algún equipo para hacerlo sonar. De todas maneras quiso llevarlo.
Nos encaminamos hasta la casa de David que vivía a una cuadra de la Plaza Caupolicán, es decir nuevamente debíamos cruzar Cañete caminando.
Mientras uno llevaba el tocadiscos el otro lo hacía con los discos que David había escogido para aprender algunas canciones.
En la esquina de Uribe con Mariñán David Carrillo se encontró con un amigo quien preguntó en qué andábamos y David le cuenta y de paso le comenta que faltaba un receptor de radio u otro equipo que tuviera conección para un tocadiscos; entonces el amigo dice que tiene uno y lo puede prestar; fuimos hasta la casa de ese amigo a buscar un equipo de radio para que al fin David pudiera escuchar los discos.
Nos fuimos por la calle Mariñán hacia el sur y al cruzar la calle Esmeralda, David se detuvo en la puerta de la cantina de la familia Olate que atendía Don Edelberto Maximiliano Olate Salazar, conocido por todos como "Peta", allí David Carrillo nos dice de manera muy ceremoniosa: "Cabros, para compensar la buena voluntad que han tenido los voy a invitar a servirnos una botella de vino aquí.
Entramos al lugar recorriendo un pasillo que daba a unas piezas del interior que se usaban como reservados y que tenían unas mesas con algunas sillas.
Fue cosa de llegar hasta el interior y comenzaron los saludos de los feligreses asiduos al lugar que se encontraban en ese momento esperando tal como lo mandó el Señor compartir "el vino que era sangre de su sangre".
Entre todos ellos, recuerdo que estaba Reynaldo Varela conocido como "Varelita" por su baja estatura y que era mi tío-abuelo por estar casado con una de mis tías Rivera-Torres, hermana de mi abuelita Hortensia Arriagada Torres.
Fue precisamente "Varelita" quién en un momento dado dijo: "ya pues muchachos; pongan música"
Instalamos todo y pusimos un disco de Javier Solis y mi pariente "Varelita" subió a una mesa para hacer doblaje lo que motivó la euforia de los feligreses; mientras cumplíamos el mandato divino de compartir el vino. Locura total todo aquello.
No recuerdo cuanto rato estuvimos allí; pero al retirarnos el amigo de David le comenta que en la "Peluquería Vera" estaban de fiesta y no tenían música así que podríamos ir hasta allí.
Le hicimos ver que no conocíamos a nadie y que no nos habían invitado, pero este amigo insistió diciendo que lo único que querían, era que llegara alguien con música.
Bueno, nos encaminamos hasta el lugar en calle 2do de Línea que distaba una cuadra y media y sin decir "agua va" nos introducimos en el domicilio y al grito de : "llegó la música, llegó la música" instalamos nuevamente nuestros equipos y comenzamos a amenizar la fiesta aquella, que dicho sea de paso coincidimos plenamente con la concurrencia que eran puros adultos, y el tipo de música que llevábamos.
Todos contentos se pusieron a bailar hasta cuando había pasado como una hora alguien preguntó de que planeta habíamos llegado nosotros, (no falta la señora metiche) es decir quién nos había contratado. ¡Nadie nos conocía!.
Resultado, desarmamos nuestros equipos; tranquilamente nos retiramos y David Carrillo quedó en su casa, su amigo se fue para la suya; yo me fui a la mía...
...y nunca supe si David Carrillo se aprendió o no alguna de las canciones aquellas.
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