Cada 21 de septiembre, mientras el país se prepara para el inicio de la primavera y las Fiestas Patrias laten en cada calle, muchos hogares se sintonizan con un saludo, una cuña reconocedora, una voz amiga que dice: 'Feliz Día del Trabajador Radial'.
Es un día de homenaje a quienes, muchas veces detrás de la consola, el micrófono o lejos de cámaras, entregan compañía, información y entretenimiento, incluso cuando todos los demás descansan.
Orígenes y oficialización
La historia encuentra sus raíces en 1942, bajo el gobierno de Juan Antonio Ríos, cuando se instituyó el “Día de la Radio” —una jornada para reconocer la importancia de las emisoras y de las personas que permiten que la voz atravesé las ondas.
Con el paso del tiempo, ese reconocimiento cobró forma legal. En 1991, durante la administración de Patricio Aylwin, se publicó el Decreto Supremo N° 259 que oficializó el 21 de septiembre como el “Día Nacional del Trabajador de la Radiodifusión Sonora”.
Tradiciones que hablan más que las transmisiones
En sus primeras décadas, la fecha se vivía con una peculiar solemnidad: todas las emisoras callaban durante 24 horas, dejando solo una estación en aire “de turno”, para que los trabajadores pudieran descansar, reunirse, compartir.
Ese ritual silencioso permitía un respiro en medio de un oficio sin pausas. Porque si algo caracteriza a la radio es que no se detiene: noticias, música, emergencias, saludos, cada voz con su pulso, aun en días festivos, incluso en Navidad, Año Nuevo o Fiestas Patrias.
Sin embargo, hacia el año 2000, la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi) decidió que las emisoras asociadas tuvieran libertad de acción: ya no era obligatorio silenciarse, sino que cada emisora determinaba si participaba en el cese de transmisiones.
Hoy el Día del Trabajador Radial tiene un matiz distinto. Ya no es tan común escuchar emisoras callar, pero sí es fuerte el eco de los saludos, las entrevistas, los reconocimientos. En estudios desde Arica hasta Punta Arenas, locutores, técnicos, operadores, personal administrativo reciben mensajes y afecto de auditores, comunidades y colegas.
En estaciones pequeñas, donde el locutor a veces es también productor, ingeniero de sonido o conductor de terreno, este día genera momentos de pausa reflexiva: se recuerda la historia, los desafíos presentes, la misión social de informar con veracidad, conducir entretenimiento, acompañar en la soledad, y ser puente entre lo local y lo nacional.
Reflexión: ¿Qué significa hoy?
En un contexto marcado por nuevas tecnologías, plataformas digitales, podcast, redes sociales, la radio enfrenta cambios profundos. Pero también reafirma fortalezas: su inmediatez, su capacidad de cobertura incluso en zonas sin internet, su rol en emergencias, y su cercanía con las audiencias.
El Día del Trabajador Radial no es solo una fecha conmemorativa. Es un recordatorio de que detrás de cada emisión hay personas que madrugan, que responden en feriados, que se adaptan a los ritmos del público, que trasmiten sueños, noticias, música, dudas y esperanzas. Es un día para saludar a esas voces que nunca callan, pero que a menudo escuchamos sin ver.
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