Las historias traen historias. Hace poco escribí algunos recuerdos de la forma en que se grababa los avisos comerciales en los años 70 en radio Millaray A.M. y las anécdotas que esto traía consigo, al paso que había que inventar muchos trucos para darles un toque más especial y llamativo. Han pasado 50 años y todo se ha modernizado con la computación.
Lo anterior lo digo porque hay radios que parecen estar transmitiendo en directo cuando todo está grabado: la hora, las cuñas, los avisos, las fechas con una larga cantidad de programas para estos fines, desde el desaparecido Raduga, hasta el Dinesat entre los más conocidos, pasando por el actual Radioboss que se usa bastante y sin olvidar el abuelo y gratuito Zara Radio por nombrar algunos.
LA BÚSQUEDA
El caso es que Juan Carlos Burgos Pérez, era en los años 70 un adolescente que soñaba, como todos nosotros, tener una oportunidad en la radio junto a los hermanos Pedro y Alfonso Mendoza, “Punto” Aguayo, todos ya fallecidos. Por lo que llegaba casi todos los días a la emisora, que por ese tiempo era de puertas abiertas y tenía muchos visitantes que llegaban por diferentes razones.
Lo que nadie decía era que interiormente todos buscaban una oportunidad. Unos querían ser locutores y los menos radiocontroladores.
Juan Carlos, quien no continuó en la actividad, recuerda que Juan Gutierrez Gfell (como lo fue con muchos) fue su mentor. Juanito, se caracterizaba por tener un gran sentido de la amistad y era un excelente conversador. Siempre tenía una anécdota que contar o un consejo que dar.
Juan Carlos Burgos, me comenta a través de Facebook “...mi profesor fue el querido Juanito Gutiérrez (q.e.p.d.) me enseñó lo que eran los controles (con platos, grabadoras de rollos, su micrófono Aiwa y discos de policloruro de vinilo). fue poca mi estadía en la radio, principalmente por mi vieja que me pidió seguir y mejorar en los estudios”.
Recuerda con cariño que realizó algunos reemplazos, entre ellos un programa en la noche con el buen amigo Américo Guiluchi Andueza. El programa se llamaba “Conversando La Noche”, llegaban muchas cartas contando historias, en su mayoría de amor, dónde le colocamos alguna canción previamente seleccionada de discos vinilo desde 45 rpm a 33 1/3 pasando por unos que duraron poco, los extended play, que traían hasta seis canciones. Tres temas por lado.
TRANSMISIONES DESDE TERRENO
En su relato Juan Carlos Burgos Pérez, me trae a la memoria lo intenso que fue el trabajo en terreno y a pesar de la muuuuuuuuuuchas dificultades que había para ello, especialmente por las carencias de elementos técnicos que facilitaran estas acciones.
Para transmitir en terreno se utilizaron las muy prácticas líneas físicas que debían instalarse en los postes del alumbrado público, antes del evento. Algunas quedaban en forma permanente y había que revisarlas, escalera al hombro, antes de cada transmisión.
La línea física, consistía en cable paralelo, el mismo que se usó tanto tiempo para fabricar alargadores y que de fábrica venía en rollos de 100 metros, por lo que dos personas con una escalera uno y el otro con los rollos de cable se desplazaban por las calles instalándolo a la altura que daba la escalera en los postes eléctricos, al terminarse los 100 metros, se realizaba una prueba consistente en música o algún sonido que se emitía desde el estudio y que se escuchaba en los fonos que se portaba. Si todo estaba bien, se anudaba la punta del rollo siguiente y se continuaba hasta llegar al lugar desde donde se transmitiría.
BOXEO
De esta forma recuerda Juan Carlos “...transmitimos unas de las primeras veladas de boxeo desde el Caupolicán. En este caso teníamos que tirar cables desde el Club Deportivo hasta la radio. La radio estaba en el segundo piso de los Flecha Verde en el Cine Plaza, hoy está allí, la Librería Petete, fue todo un éxito.
“Bajo la idea del mismo Américo nos embarcamos en la organización de un festival de la voz a nivel provincial y regional en el mismo Cine Plaza – indica Juan Carlos y agrega - lo que nunca me olvidaré, me tocó pintar todo el interior del local, después de clases obvio, los bomberos nos prestaron las escaleras, fue lindo y agotador. También fui controlador de las presentaciones del Famoso Marcus....el hipnotizador en el Cine Plaza.”
Historias que quedan el tiempo y en el olvido, tragadas por el abismante tráfago de sucesos actuales; pero, que en la memoria de los protagonistas está siempre presente. Sucesos que nunca morirán mientras las personas las tengan y las cuenten y que en esta oportunidad tienen relación con esa gran escuela, ya desaparecida, que fue la CD 158 Radio Millaray A.M. “La última en el dial, la primera en el hogar”, como decía uno de sus más antiguos eslogan.
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