Rolando Matus nos sorprende con una Nota, o más bien un Publirreportaje, del Diario El Sur del año 1940, donde se ensalza a un conocido comerciante de la época y de cómo inició su fortuna.
Muchos cañetinos reconocerán y recordarán de quien se trata y de la vasta familia que formó y pasaron a ser parte de una época de oro del comercio cañetino. También surgirán muchas interrogantes de lo que pasó posteriormente con su vida y particularmente del “Episodio de Odio” que menciona la Nota, en el que se vio involucrado y donde lo defienden sin detallar mayormente de que se trató, solo insinuando algunos hechos y descalificando a quienes lo acusaron entonces.
No necesariamente es un objetivo de esta recopilación explicar el contexto de la época y/o detallar hechos que no se explican en detalle en la versión original de la nota recopilada por el autor.
A continuación, la transcripción del reportaje respectivo (que se muestra en una imagen de más abajo) Publicacado en el Diario El Sur del 18 de septiembre 1940:
CATORCE AÑOS AL SERVICIO DEL PROGRESO COMERCIAL DE LA RICA ZONA DE CAÑETE Prestigioso comerciante de esta plaza es un ejemplo de laboriosidad y constancia. iniciándose como simple dependiente, posee ahora un establecimiento de comercio que gira con más de un millón de pesos CAÑETE: Hace 14 años que el señor Daniel Jana, se incorporó a las importantes actividades comerciales de Cañete. Desde esa fecha este hombre que reúne en si todas las cualidades de una recia personalidad moral y comercial se ha constituido en uno de los elementos progresistas de esta plaza, pues sus actividades comerciales, han ido experimentando día a día mayores proyecciones por cuanto, el espirita batallador y de iniciativa, del sr Jana, no se ha conformado con la rutina de los negocios públicos, que solo esperan pacientemente desenvolvimiento lento del año comercial, siempre con sus mismas características propias del mundo rural El señor Daniel Jana, se estableció en Cañete el 8 de noviembre de 1926, con una sucursal de la firma comercial de Lebu, Manuel Farrán, de quien el señor Jana había sido primeramente empleado y después socio, pues dicho comerciante vio en su empleado relevantes aptitudes, para desenvolverse en el complejo rodaje de los negocios, primeramente le contrato como empleado, luego después, lo asoció y enseguida, le entregó al señor Jana mercaderías a consignación, por valor de $15.000, para que se estableciera en Cañete. Hay un episodio interesante, en esta etapa de la vida comercial del señor Jana, las mercaderías entregadas a él por el señor Farrán, constituían todas, mercaderías de saldos, que en jerga comercial se llaman “clavos”. Otro que no hubiese tenido la vigorosa personalidad del señor Jana, se habría desanimado con este precario principio de sus actividades comerciales y de antemano se habría dado por vencido, pero en el señor Jana se personificaba al hombre inquebrantable de lucha y así fue como, con un negocio surtido con mercaderías despreciadas en Lebu fueran casi arrebatadas en Cañete. SU PRIMER BALANCE COMERCIAL Al relatar en estas líneas, las primeras actividades comerciales del señor Jana, lo hacemos con el ánimo de demostrar, que en Chile los extranjeros triunfan, no por que tengan más suerte ni tampoco se valgan, de artimañas para amasar cuantiosas fortunas, sino por que posean cualidades, que los criollos no lo han adquirido todavía. La trayectoria comercial, es nítida, no hay en ella nebulosidades. Desde el comienzo, ha existido en él mucha contracción trabajo. honradez y por sobre todo inteligente. Decíamos que se ve había establecido en Cañete, en precarias condiciones con mercaderías entregadas consignación. pues con esta forma, el señor Jana realiza una lucha heroica. Con sus escasas utilidades, cumple con sus compromisos, cubre los gastos, de subsistencia de su numerosa familia, no contrae deudas y al finalizar su año comercial, efectúa el balance y sus utilidades liquidas solo alcanzan a la modesta suma de $ 800. Cualquier otro, abandona todo, y derrotado busca otro horizonte; pero el señor Jana, hay un visionario que tiene amplia confianza en sus capacidades y sigue adelante con nuevos bríos. El alto comercio penquista lo ha estado observando a través de todas sus actividades comer-ciales y cuando él va hacia el en demanda de créditos, las firmas más importantes de Concepción le conceden crédito por más de cien mil pesos, sobre un capital de ochocientos pesos; pero en realidad este cuantioso crédito, no le ha sido otorgado por su capital, como bien puede suponerse, sino por su hoja de antecedentes completamente limpia, en la cual brillan dos palabras, honradez y laboriosidad. AHORA ÁDELANTE SIEMPRE Con mercaderías conseguidas al crédito, con fuertes compromisos, que cumplir, el señor Jana toma la ruta ascendente de su actual propiedad comercial sin desmayos ni vacilaciones. La crisis del año 31 sorprende con fuertes compromisos comerciales, todo el comercio de Cañete. se acoge a la moratoria. Experimentados comerciantes abandonan la lucha y liquidan sus negocios. El señor Jana rechaza la moratoria y paga todo en 60 días. Las casas mayoristas le abren crédito ilimitado, lo consideran el hombre capaz de responder en cualquier momento por difícil que se presente una situación. UN EPISODIO DE ODIO La Actuación destacada. del señor Jana, tenía forzosamente, que provocar odiosidades, en el ambiente en que actuaba, rencores que se condensaron en una diabólica calumnia, que hacía aparecer al señor Jana, como autor de un sangriento delito. El dinero se repartió, con profusión para comprar, muchas conciencias, que no vacilaron en imputarle a un hombre honrado, padre de una numerosa familia, el más terrible de Ios crímenes. Era tan burda la calumnia que a un comerciante que contaba con grandes créditos comerciales, cuyos negocios prosperaban día a día, se le hizo aparecer cometiendo un delito por apropiarse de una pequeña cantidad de dinero, que no presentaba ni el dos por ciento del capital del señor Jana. A través de la palabras, vea que nos ha relatado este trágico episodio de su vida, el señor Jana, no hemos palpado odio hacia sus enemigos, sino un gesto emotivo de perdón. En los hombres de regia envergadura, no cabe el odio pera sus enemigos, si no la tolerancia y talvez el desprecio. Pero la falsía, la calumnia, es un fuego fatuo, que encandila; pero no elega y la potente luz de la verdad, lo anula y lo hace arrastrase por la tierra, como el gusano, que se oculta ente la luz del sol. Sobre le vida honrada del señor Jara, la calumnia odiosa, pasó como la sombra de Lucifer por un espejo. Loe autores de este atentado, sobre la honorabilidad de un hogar respetable, llevarán por mucho tiempo, en sus conciencias la llaga Infecta del remordimiento. Esto será el castigo para toda su vida. ACTUALES PROYECCIONES DE SUS NEGOCIOS Merece un rubro importante, la actual proyección de los negocios del señor Jana. El señor Jana es actual propietario de uno de los más importantes establecimientos comerciales de Cañete, el cual se denomina establecimiento “El Martillo”. El capital con que jira esta importante firma comercial asciende en la actualidad a más de un millón de pesos. Proyecta el señor Jana la edificación de un hermoso edificio para la instalación de sus establecimientos y casa de habitación. Este edificio que será una nota de adelanto para Cañete reunirá las características de las más modernas construcciones. En el existirán grandes bodegas, subterráneas. Locales comerciales amplios, servicios higiénicos y baños para su personal de empleados. Esta iniciativa, del señor Jana no puede menos que merecer el beneplácito, de todas aquellas personas, que realmente se interesan por el progreso de su pueblo. LABOR SOCIAL DEL SEÑOR JANA El señor Jana como se ha caracterizado por su espíritu comprensivo y generoso. Su actuación en este sentido es esencialmente de justicia, pues hemos logrado comprobar que antiguos empleados suyos, que se han distinguido por su capacidad y laboriosidad, han recibido del señor Jana su primer capital comercial, con el cual están iniciando su independencia económica que los convertirá a breve plazo en prósperos comerciantes. La norma invariable de toda su vida ha sido en el señor Jana, la de participar de sus ganancias con todos aquellos que han colaborado honradamente y con verdadero espíritu de trabajo. Todos los años el señor Jana, distribuye un apreciable porcentaje de sus utilidades entre su personal de empleados y este lo ha efectuado, desde mucho antes que existieran disposiciones legales al respecto.
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