La música tiene el poder de traer a nuestra memoria, amigos, familias, situaciones divertidas y tristes, nos puede transportar al futuro, en fin; nos lleva a muchos lugares.
Cuando llegué en el año 1972 al Instituto Politécnico de Lebu ( hoy Liceo Polivalente Rigoberto Iglesias Bastías) la tarea era inmensa tanto en hacer amistades, aceptar a los Maestros y viceversa.
La primera semana fue grata porque la muchachada era muy simpática y venían de muchos pueblos circunvecinos.
Se comenzaron a formar los grupos de acuerdo con los intereses de los mismos y se fue cimentando la amistad de manera muy sana.
Luego descubrimos que en la acera de enfrente del colegio había un Restaurante de Turismo muy bonito llamado "Hanga- Roa" y que allí vendían la mas rica leche con plátano que se pudiera probar, además las meseras eran muy bonitas y lo mejor de todo, había un wurlitzer.
Entonces hacíamos un plan, primero reuníamos el capital ¿cuánto tiene tú? 2 escudos ¿y tu? y así juntábamos una cantidad suficiente para tomarnos 2 leche con plátano cada uno y un resto para el wurlitzer.
Teníamos un catálogo de canciones favoritas, "Bien conozco" por Héctor Pavez, "Olvidarte nunca" por Los Golpes, "Cuestión de piel" por Ismael, "Mary es mi amor" por Leo Dan. y otras que no recuerdo.
¿Que cómo salíamos del colegio? Habíamos descubierto caminando por debajo de lo que alguna vez fueron bodegas que allí el muro de contención a la calle Prat era de madera ( en realidad todos los muros en el pueblo eran de madera) y que hasta allá no llegaba el Inspector de Patio.
Llevamos del taller de Construcción un martillo y soltamos dos tablas que luego afirmábamos entre ellas y teníamos una salida secreta.
Fue una bonita vida con gratos recuerdos de René Riquelme, que venía de Rere y que fué quién diseñó la insignia del colegio; Ilabaca que hacía de tesorero al recolectar el dinero, Ernesto Matamala y su "partner" Narciso "Loco" Mellado y muchos nombres que se han perdido en la oscuridad del tiempo.
Teníamos 14 años, y desde entonces ha pasado mucha agua bajo el puente, seguramente varios ya no están y cada uno habrá vivido muchas experiencias buenas y malas pero el sabor de la leche con plátano del "Hanga -Roa" permanece inalterable en el recuerdo.
En el Instituto Politécnico de Lebu había tres modalidades de alumnado; estaban los internos que vivían en el colegio, los medios pupilos que dormían fuera y comían en el colegio y por último estaban los externos que solo estudiaban en el colegio; este grupo al que yo pertenecía vivía fuera del establecimiento.
La hora de entrada era así: a las 08.15 se abría la puerta y se cerraba a las 08.30 así que nos agrupábamos en las esquinas de calle Saavedra con Alcázar y rápidamente ingresábamos para no quedar afuera porque era muy complicado pasar por Inspectoría para que dieran un justificativo para entrar a clases.
Un día lunes llegamos como todos los lunes y había algo raro, el establecimiento estaba tomado por una huelga iniciada por el Centro de Alumnos, entonces los internos se habían tomado el colegio por la noche y los de la especialidad de Construcción habían fabricado unas escaleras por donde sorteamos la muralla para ingresar al salón de actos donde apoyamos la huelga.
Primero que nada hay que mencionar que originalmente este establecimiento era una Escuela Industrial donde se impartía las especialidades de Mecánica, Electricidad y Construcción.
En la década del sesenta hubo un incendio que arrasó con las salas de clase y nunca se logró su reposición; entonces ese año, 1972, pasó a ser un Instituto agregando dos áreas: Comercial y Técnica Femenina lo que significaba que la falta de salas de clases era un problema realmente dramático.
Los jóvenes internos se tomaban las salas por la mañana temprano y el resto tenía que arreglárselas como podía.
Por eso las huelgas...lo primero que se pedía era más salas de clases, laboratorios en sus distintas expresiones y varias cosas más.
Cuando se producía una huelga se pedía apoyo al Liceo y a los trabajadores que estaban construyendo un edificio de 4 pisos; el mas alto de la Provincia; Elmo Catalán se llamaba (ignoro como se llama en la actualidad) no recuerdo si está en la calle Pérez o Mckay. Pero nosotros pedíamos apoyo en nuestra huelga y el Liceo y el "edificio" inmediatamente nos apoyaban, igual cosa sucedía si alguno de ellos pedía apoyo para algún movimiento huelguístico.
Llegado el momento de ir a protestar a la Intendencia frente a la Plaza de Armas nos formábamos de 4 ordenadamente desde los mas altos adelante y partíamos desde nuestro establecimiento calle arriba hacia la Intendencia gritando "aquí están ellos son estudiantes del carbón" "camión camión queremos solución" y otros que no recuerdo.
Nos instalábamos a orillas de la Plaza de Armas por calle Andrés Bello gritando nuestras consignas mientras los dirigentes entraban al edificio con el pliego de peticiones.
Terminado aquello nos devolvíamos por calle Pérez.
Todo esto lo hacíamos en el más absoluto orden, lo más ordenados posibles, con las mas variadas recomendaciones de los líderes que no nos desordenáramos en la fila, que diéramos un buen ejemplo.
Nunca nadie recogía una piedra, ni molestaba a la gente, ni obstruía el tránsito, ni decía malas palabras.
Me quedé varias huelgas a dormir en el colegio; mas bien a estar allí, nadie bebía alcohol, nadie armaba escándalo, hacíamos fogatas y nos sentábamos alrededor; los que podíamos tocábamos guitarra, contábamos chistes y hacíamos amistades.
En fin, otros tiempos, otra vida, otra juventud.
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