Bienvenido Magallanes una vez más a la serie de honor del futbol chileno, después de 36 años. Estoy seguro que son muchos los habitantes de este país, que celebran al igual que hace algunos días de Arica a Tierra del Fuego, porque este año 2022, curiosamente se dio la coincidencia, que el padre y el hijo fueron los campeones de Primera y Segunda división ahora Prime B, respectivamente.
Lo conseguido por la Academia o si prefiere Manojito de Claveles, es un logro de gran connotación sentimental, que aglutina una sensación de alegría transversal, lo cual pocas veces se da en nuestro futbol. Magallanes ha sido por siempre un club emblemático, muy querido y respetado en el ámbito futbolero, por su legendaria historia, que aunque algunos no lo crean, especialmente las nuevas generaciones, también tiene en sus vitrinas copas y títulos inolvidables en los albores del profesionalismo y una participación en la Copa Libertadores de América en 1985. Es un club identificado con la gente sencilla, humilde y de mucho esfuerzo, lo que le permitió contar siempre con el cariño de todos los hinchas del futbol. Como olvidar la bandita, que hasta el día de hoy acompaña al equipo en todas las canchas del país.
Luego de la época gloriosa, tuvieron que pasar más de tres décadas de sufrimiento, con dificultades de diferente índole, lo que lo tuvieron al borde de la desaparición. Quizás por eso, este título logrado en el torneo de ascenso, que permite el regreso a la serie más importante del futbol nuestro de cada día, tenga un sabor especial, con mucha nostalgia y romanticismo entre sus hinchas y los peloteros de siempre.
Cabe destacar la acertada gestión de sus actuales dirigentes, que rescataron para el futbol esta institución, que fue pionera en la liga chilena y formador de futbolistas que están en la historia del país. Alegra saber que vuelve al primer plano de la actividad, con la esperanza de un futuro alentador, tal cual lo han declarado sus dirigentes, quienes están convencidos que Magallanes debe recuperar el protagonismo que tuvo y que se merece. En hora buena
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