La valorización de residuos sólidos y líquidos con poder calorífico como materia prima para generar combustibles se ha convertido en una excelente alternativa para aportar a la sostenibilidad ambiental del país
Más de 20 millones de toneladas de residuos se generan en Chile cada año, según datos del Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC). En 2020 un 80% del total de los residuos generados tuvo como destino final la disposición en depósitos de seguridad, rellenos sanitarios o vertederos, mientras que solo el 20% de los residuos declarados tuvieron como destino la valorización.
Esta última cifra llama la atención ya que hoy existen múltiples alternativas para dar una segunda vida útil a gran parte de los residuos que actualmente son considerados “basura”, aumentando los niveles de contaminación en métricas alarmantes. Por ello, es primordial que más industrias puedan incorporar el concepto de valorización y economía circular en sus procesos, acudiendo a empresas especializadas que apoyen sus objetivos.
Una de las alternativas más destacadas del último tiempo es la generación de Combustibles Alternativos, ya sean Sólidos (CAS) o Líquidos (CAL), que pueden ser generados a partir de residuos que provienen de distintas industrias (como la farmacéutica, química, bienes de consumo, alimentos, tabaco, entre otras) para disminuir su huella de carbono.
En el caso del CAL, los residuos industriales desechados como aceites lubricantes, solventes y restos de pinturas con poder calorífico son los utilizados como materia prima para su generación. Por su parte, el CAS utiliza residuos sólidos como textiles, madera, plástico, entre otros.
Valentina Capelli, Subgerente de Desarrollo de Negocios Hidronor Chile, explica que el proceso para obtener CAL se inicia con la recepción de los residuos para luego seleccionar aquellos que cuentan con un poder calorífico en torno a las 7 mil kilocalorías por kilogramo.
“Estos residuos se analizan en los laboratorios para medir parámetros que son críticos, como el contenido de metales y la presencia de algunos compuestos que son regulados por los destinatarios y, luego de eso, se realiza una fórmula para combinar adecuadamente todos estos residuos que pueden incluir no solamente los aceites lubricantes, sino que también solventes, restos de pintura, alcoholes, entre otros, para elaborar un combustible alternativo”.
En el caso de CAS, el proceso consiste en la trituración de los residuos hasta un tamaño específico solicitado por el consumidor final, los que luego son utilizados en hornos cementeros como combustible alternativo, disminuyendo así la huella de carbono y las emisiones al medio ambiente.
Ley REP
Sobre economía circular y la Ley REP, para Capelli, Chile sí tiene las condiciones necesarias como para dar cumplimiento a las metas de esta normativa, “pues existe una capacidad instalada que permitiría reciclar el 99,9% de los aceites lubricados que se generan en el país. Con la capacidad de valorización instalada que existe se podría valorizar prácticamente el 100% de los aceites lubricados, y se proyecta que con algunos proyectos que se están desarrollando, en los próximos 3 años en Chile se podría llegar a valorizar hasta el 136% o cerca del 140% de los aceites lubricantes usados”, asegura.
Con todo lo anterior, queda claro que los combustibles alternativos se han convertido en una de las soluciones energéticas más económicas y sustentables generadas a partir de la valorización de residuos, aportando a reducir las cifras inicialmente mencionadas y aportando a incrementar la sustentabilidad ambiental.
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