Mi querido viejo; hago un gran esfuerzo para recordar las primeras imágenes de la mamá; mis hermanos; y sobre todo, la tuya; y se me viene a la mente el terremoto del año 1960, ocurrido estando ya en Cañete cuando yo tenía solo dos años de vida, lo menciono porque desde ese momento quedaron en mi corazón los primeros recuerdos de mi familia, imágenes, colores, voces, aromas y emociones. Me veo en brazos de mamá, los tuyos y los de mi abuela Adriana, de quién tengo gratos recuerdos… juntos se preocuparon de tomar todas las precauciones para protegernos de cualquier peligro; y desde ese momento empecé a sentir el inmenso amor que uds. me entregaban.

Las primeras imágenes tuyas son de una persona precavida, generosa, sensible, un hombre de mucha fe; mantenías la calma y no sólo te ocupabas de tu familia; sino hacías todo cuanto podías por ayudar al prójimo que estaba sufriendo las tristes consecuencias de este tremendo desastre natural.

Por mucho tiempo; a veces escondida detrás de la puerta sin comprender mucho; te veía papá... arrodillado al pié de tu cama con la Biblia en tus manos, tratada esta con una gran delicadeza y respeto, orando, con seguridad por nosotros y tus semejantes, lo hacías todos los días al levantarte; esta fe, el amor a Dios y la devoción por la virgen María sin duda fué la enseñanza que te dejó tu madre, la abuela Ester a quién no tuve la gracia de conocer, aunque como dice el dicho “por sus frutos los conoceréis”, sin duda fue una persona sencilla y sabia, además tu fe se fortaleció por tus profesores y sacerdotes salesianos, ya que tus estudios los realizaste en el área industrial del colegio salesiano; allí donde estudiaste corte y confección, llegando a ser el gran sastre, prestigioso, talentoso… tan solicitado que muchos conocieron.

No sé si recuerdas pero esto me lo contaste el día en que supiste que mis dos hijos varones, tus nietos Carlos y Vicente habían quedado en el mismo y prestigioso colegio Salesiano, además te sentías muy contento de ver que yo también me había puesto la camiseta del colegio participando y colaborando en todo lo que fuera posible; así lo hice hasta que mis hijos terminaron la enseñanza media, aún frecuento el colegio y me siento como en casa.

Papá recuerdo con mucha nostalgia cuando año tras año venías muy a menudo a Concepción a visitarme y dábamos largos paseos en donde conversábamos de todo; nunca nos faltaba el tema, miles de recuerdos y anécdotas venían a tu mente, y en una de tus visitas me contaste que te habían bautizado en la parroquia San Juan De Matta donde te acompañé a solicitar un certificado de bautismo y noté como brillaban tus ojos y lo emocionado al llegar ahí…eso dio pié para un larga y distendida charla en donde con mucha satisfacción me contabas cómo y cuando empezaste a sentir la existencia de Dios en tu vida...eras muy jovencito aún, si no me equivoco tendrías entre 14 o 16 años : “fui un joven muy solicitado para pertenecer a otras religiones, partidos políticos, etc. porque veían en mi, un joven inteligente, sencillo, correcto y con un don de liderazgo admirable”, me lo dijiste agradeciendo a Dios por esos talentos que siempre has reconocido con humildad y que pusiste al servicio de los demás.

Muchas fueron las tentaciones; pero siempre te mantuviste firme a tus ideales, recuerdas también que en aquellos años te encuentras en la misma parroquia (San Juan de Matta) con una gran persona algo así como un sacerdote,”el hermano Agustín Borgoño”, quién te preparó para hacer tu primera comunión, sin duda desde ese momento jamás has dejado de ser un Católico Apostólico y Romano de convicción, consecuente como pocos he llegado a conocer. En esos años ya se manifestaba en ti una gran vocación de servicio, con alegría me cuentas como empezaste a cantar en el coro para la novena del Carmen, luego fuiste catequista para preparar a los jóvenes aspirantes a la acción católica, llegando a ser nombrado presidente de este movimiento.

En otra oportunidad caminado por las calles de Concepción viene a tu mente un gran momento, me lo dices con mucha satisfacción y tristeza a la vez; fue cuando te hiciste bombero motivado por el lamentable fallecimiento del primer mártir penquista, el Capitán de Bomberos Don Manuel Vilchez Vásquez (Q.E.P.D.) fallecido en acto de servicio el 28 de Noviembre de 1937, cuando el carro de la compañía se dirigía bajo su mando al lugar siniestrado, colisionando con la bomba de la Cuarta Compañía que también se dirigía al lugar. Un Monolito ubicado en la esquina de las calles Las Heras con Caupolicán recuerda el fatídico suceso.

Recién pertenecías a la primera compañía y te tocó ir en ayuda de las personas dammificadas por el terremoto de 1939; siendo un gran apoyo para muchas de ellas, de esa forma fuiste tomándole el gusto y lo feliz que se siente al ir en ayuda del prójimo.

Luego te casaste con mi madre; y junto a ella, y algunos de mis hermanos emigraste a Curanilahue, por razones de trabajo. Ahí sigue tu pasión bomberil, fuiste Director de la 2da Compañía; y fundador de la 3ra Compañía, quienes el año 2005 -2006, te invitaron para el día del bombero y te rindieron un homenaje, te acompañamos algunos de tus hijos, hubiesen queridos estar todos pero lamentablemente algunos no pudieron llegar. Te acompañaron también algunos sobrinos, nietos, bisnietos, cuñado y hermana, para mi fue algo emocionante, ver el cariño el respeto la admiración de personas que te conocieron y de los que no te conocían también, ahí me di cuenta de lo que me decías al criticarte siendo niña, inmadura aún, diciéndote : “para que te ocupas de ayudar a las personas si nadie te agradece nada”, siempre me respondías: “lo que los padres siembran lo cosechan los hijos”, ¡cuánta razón tenías…! he llegado a muchas personas y lugares en donde no me conocen y el solo hecho de saber que mi padre eres tú, “Juan Vergara Vergara”, me tratan con cariño y respeto.

Gracias a tu ejemplo he sabido sobreponerme a la adversidad, amar la naturaleza, disfrutar de la cosas simples, hacer el bién sin importarme la clase social, cultural, el color político y religioso; aprendí a valorarme, como hija de Dios que soy, a aceptarme y aceptar a los demás con sus defectos y virtudes; y aún a pesar de todas mis dudas, contradicciones y decepciones que he tenido durante mi vida en cuanto a la religión, mi fe está cada vez mas firme, sé que sin fe no se puede vivir, solo se sobrevive y para mi al menos, no es lo mismo.

Papá; pasan los años, y desde que falleció la mamá y ahora que mis hijos ya no son pequeños soy yo quién te va a visitar las veces que puedo, no sabes lo dichosa que me siento de estar a tu lado, lo agradecida de Dios que estoy de poder conversar aún contigo y de tener la oportunidad de saber aún más detalles de tu vida, las horas y los días se me pasan volando; daría cualquier cosa para que estuvieras más cerca aún...

Algunos meses atrás recostada a tu lado, me empiezas a mostrar tu álbum de fotos, recortes de diarios antiguos donde apareces repetidas veces y siempre ayudando a las personas y a tu querido Cañete, allí me nace un inmenso interés de saber fechas, cargos, anécdotas, todo aquello que no deja de sorprenderme y de admirar en ti, entonces muy entusiasmado me relatas todo lo que fue tu vida política.

El mismo año 1960, a solo dos años de estar radicado en Cañete ingresaste como militante del Partido Demócrata Cristiano; te identificaste plenamente con esta línea de pensamiento y acción, donde al fundarse la comunal del partido el 1 de Octubre de 1958 rápidamente desempeñaste los siguientes cargos :

• Consejero comunal año 1960
• Presidente comunal 1961
• Director electoral 1962
• Director del departamento de organización, control y electoral 1963-1964
• Gobernador del departamento de Cañete 1964 a 1970
• Director comunal 1965
• Director de organización y control provincial 1969
• Tribunal provincial de disciplina 1969-1970.
• Regidor de la comuna de Cañete 1971-1972-1973.
• Alcalde de la comuna de Cañete octubre 1973 – 1974, (aceptado el cargo por instrucciones del secretario general, su camarada Eduardo Cerda García, y de conformidad al orden de precedencia del cuerpo de Regidores).

Siempre vi que tenías muchos ideales, pero ante todos ellos estaba Dios y todas sus decisiones fueron allegadas a la ley de Dios.

Nunca profitaste de tus cargos, sino te valiste de ellos solo para poder ayudar mas y mejor a la necesidad de las personas, eso me hacía sentir muy contenta y agradecida de la vida, al mismo tiempo y sin darme cuenta te fuiste convirtiendo en mi modelo de vida, pues sin duda eres un hombre de principios humanos y cristianos.

Sorpresivamente te pregunté: Y el Club de Leones ¿qué? mmm... sonríes y me cuentas: "si, si, lo olvidaba... simultáneamente a mi cargo de Gobernador pertenecí junto a tu madre a una gran institución de ayuda al prójimo como lo es el Club de Leones cuyo lema es 'Nosotros Servimos', ellos tratan entre muchas otras cosas de solucionar problemas graves de ceguera, prevención de drogas, trabajan para hacer conciencia sobre la diabetes, apoyan a los hospitales, etc.. "

Sigues recordando, reflexionas y me “confiesas” que tienes un sentimiento de culpa porque con tantas actividades me dedicaste menos tiempo que al resto de mis hermanos; pero quiero que estés tranquilo, mi niñez fue hermosa, tranquila, me sentí siempre segura al lado tuyo y de mamá, Q.E.P.D. nada me faltó y nunca dejaré de agradecerte; sí debo reconocer que te extrañé en ocasiones muy puntuales; pero ni siquiera vale la pena mencionarlas; además, estoy segura que la razón de tu ausencia era por algo bueno que estabas haciendo ...

Sigues reflexionando y reconoces que algunos años habías dejado tu participación activa en la Iglesia debido a la gran responsabilidad y la cantidad de tiempo que debías entregar a tus cargos ya nombrados, “pero volví con la disposición de siempre- me dijiste- apenas tuve la oportunidad; el Padre Gregorio Monederos, más conocido como ‘el cura Monederos’, quién había llegado a Cañete el año 1963 siempre de alguna manera estuvo en contacto conmigo, nos visitábamos mutuamente, fuimos vecinos, ya que la nueva parroquia ‘Nuestra Señora Del Carmen’ que el mismo Monederos se propuso construir ya que la antigua estaba casi destruida por el terremoto, quedaba apegada al edificio de la gobernación donde vivimos los seis años que desempeñé el cargo”.

Eso me hace recordar algo a mi... nunca olvidaré cuando me subía a la pandereta que nos separaba del terreno donde está actualmente la parroquia y por largas horas miraba paso a paso la construcción del templo, claro que asustada cuando aparecía él “cura” con su carácter hosco y duro y me decía : ¿qué haces ahí cotorra?… bueno la verdad nunca me simpatizó… era una niña… solo tenía 6 o 7 años y la verdad ni siquiera asistí a los catecismos, no hice mi primera comunión, solo porque le tenía antipatía y algo de susto, pero tu lo admiraste y lo respetaste siempre, ahora te comprendo… el tenía una forma distinta de ser santo, eso lo manifestó con una tremenda fe en Dios, con un sacrificio y un trabajo constante, luchó toda su vida por lograr un bién para los demás.

Papá esto lo recuerdo con mas detalles , a fines del año 1980 llega a Cañete un sacerdote extranjero, P. Jerónimo Trettel, nacido en Bowlus, Minessota (USA) quién fue nombrado párroco a partir del año 1981, un hombre de hermosa apariencia, dulce, delicado, y con unos bellos ojos azules… de mirada serena y profunda, jamás lo olvidaré, se acercaba la hora de partir de Cañete para el P. Monederos, lo hizo en Diciembre de 1982, en este año yo estaba casada, con una hija de seis años. El P. Jerónimo empezaba su servicio y necesitaba apoyo; mucha ayuda de laicos y ahí estuviste tu una vez más, luego de venir Monseñor Goic y pedirte encarecidamente que no dejaras solo a éste sacerdote de tierras lejanas, para ti aquello fue una orden, lo recuerdo claramente; y desde ese minuto te preparaste para dar charlas pre-bautismales, pre-matrimoniales, serviste como ministro de la comunión entre otra tantas actividades que desempeñaste al alero de la Iglesia.

Tu entrega siempre motivada por amor a Dios y al prójimo pero también me contabas que era imposible negarse ante cualquier petición que te hiciera este querido y carismático párroco, P. Jerónimo, que tiempo después falleció sorpresivamente un 11 de abril concelebrando una misa en Santiago donde participaba de un retiro espiritual, su labor fue activa y profundamente fructífera.

Lo prueban sus innumerables obras pastorales y sociales en las que se destacan Las Comunidades Eclesiales de Base (CEB), dio vida a la catequesis familiar integrando laicos en diferentes actividades pastorales, dio gran impulso a la construcción de capillas rurales, etc. Con mucha razón los cañetinos nos sentimos felices agradecidos de que su última morada sea el cementerio de Cañete, tierra Araucana que tanto sembró con sus enseñanzas que traspasarán las barreras del tiempo, hacia las generaciones futuras, como un ejemplo de vida. Sé que estás contento de que lo haya nombrado, destacado y valorado, siempre lo llevas en tu corazón.

El 27 de abril de este año 2007 fue tu cumpleaños número 90, aún vives en Cañete, sin riqueza material, en forma sencilla, humilde, austera, por opción propia , te acompaña y te cuida una mujer humilde y sencilla, que cuidó por muchos años a mi madre, Q.E.P.D. , muchas veces me acompañó a mi también en momentos difíciles de salud, fuimos compañeras de colegio en la básica, ella te llama cariñosamente: “mi tata”, le prometió a mi madre antes de morir que nunca dejaría de cuidarte y para mi es una gran amiga y un ángel porque gracias a sus cuidados te encuentras en excelente estado de salud, sereno, comprendido, (¡Gracias Nancy Pino!), tus hijos te visitan a menudo; unos más, otros menos por razones de distancia y trabajo, también algunos nietos y bisnietos, pasan a saludarte amigos y personas que te han sabido valorar, admirar y reconocer en ti a un gran hombre.

Ha trascendido así tu amor por la ciudad de Cañete, al punto del deseo de vivir y quedar para siempre en esa tierra.

Gracias papá, como tú no hay otro, disculpa si algo se me quedó en el tintero; por ejemplo tu talento como actor; no de cine, claro; pero en diferentes veladas que se hacían a beneficio de instituciones cantabas con tu guitarra, tocabas el acordeón; nos hacías muchos trucos de magia; etc, etc; pero creo que he destacado lo principal no olvides que soy tu hija menor, tu “conchito” como me llamaste desde niña, y soy la que menos años ha estado a tu lado me imagino cuanto más podrán decir mis hermanos mayores; pero ésta, la escribí motivada por la gran admiración, respeto y sobre todo el inmenso amor que siempre te he tenido, quisiera regalarte un castillo de oro y plata, pero como te conozco, sé que no lo deseas ni te hace falta, sigues siendo un viejo “choro”, con buen sentido del humor, amoroso, querendón de los niños, amistoso; y aunque tu caminar es más lento lo sigues haciendo con la frente en alto, y con Dios como el centro de tu existencia, que El te colme de bendiciones y sigas con nosotros por muchos años más, te necesito, y te amo con toda el alma...

Tu hija: Angela Gabriela Vergara Moraga

Tía Gaby:

Quiero sumarme a los preciados recuerdos que atesoras de tu padre, un hombre lleno de serenidad, amor a su familia y a Dios. Un hombre consecuente, que con sus palabras y sus historias podría escribir más de un libro como legado.

Pero ese hombre tan íntegro no solo te llena de admiración a ti, también hizo más dulce y mágica mi vida. Juan Bautista Vergara es mi abuelo materno. Soy Macarena Castilla Vergara, hija de Nancy Vergara y Carlos Castilla. Vivo en Santiago y tengo dos maravillosas mellizas: Florencia Ignacia y María Jesús. Sus bisnietas más pequeñas y mis dos preciados tesoros que -gracias a Dios- el Tata pudo conocer y bendecir solo con su presencia.

El pasado 18 de septiembre mis hijas pudieron compartir con su bisabuelo. El Tata, tan sacrificado como siempre, viajó desde Cañete a Chillán, donde pasamos ocho días junto a mi marido e hijas. De sorpresa mi mamá había preparado la llegada del Tatita Juan como todos lo llamamos... Siete años que no lo veía. Hablamos por teléfono algunas veces, pero tenía tantas ganas de verlo y sobre todo que conociera a mis hijas, por las que tanto él rezó.

Tata, cuando te vi entrar y te abracé supe que aunque los años pasaban, tu dulzura seguía siendo inmensa... y la magia que siempre nos hacías seguía tan intacta.

Disfrutaste unos días con tus bisnietos, nos contaste algunas cosas de tus padres y hermanos que desconocíamos, y mientras lo hacías yo pensaba “ojalá estuvieras más cerca de mis hijas, para que ellas te disfrutaran tanto como los nietos lo hemos hecho. O para que me enseñaras a gozar más de las cosas simples de la vida, o bien para escuchar a menudo ¿se ha acordado mijita que Dios existe?”

Tata viviste algunos años con nosotros en Chillán y temo no haberte aprovechado tanto, no haberte escuchado tanto... Seguramente me perdí esas lindas historias que guardas en tu mente y en álbumes, y que ahora la Tía Gaby escribe con tanto orgullo y admiración. Como no! Si has calado tan profundo no solo en tu familia, sino también en todos quienes te han conocido o compartido contigo durante tus 90 años de vida.

Tu inmensa fe... tu tranquilidad… sonrisa... generosidad... y dulzura siempre estarán con nosotros... tus largos almuerzos... tus figuras hechas con miga de pan... tu dedal perdiéndose en nuestro ombligo o detrás de la oreja... tus polvos de “biricoco”... tu pañuelo... los palos de fósforos acompañándote en tu magia.

Tantos recuerdos! que se han repetido de generación en generación. Seguramente mis primos y hermanas tendrán los mismos o quizás más recuerdos que yo. Sobre todo quienes vivieron contigo en Cañete…La Pame, Goyita, Feña, Juan Luis, Fernanda, Paula, Juan Pablo, Claudio... todos ellos podrán rememorar con más exactitud pasajes de tu vida como el gran abuelo y bisabuelo que has sido.

Tata, estoy muy orgullosa de ti, de tu fe, de tu tremendo amor al prójimo, de tu vocación social, y por sobre todo de tu humildad y sencillez. Has vivido demostrándonos lo importante que es el amor a Dios y siempre has sido consecuente con tus valores y principios.

Gracias, por regalarnos tu sonrisa y cariño. Gracias por decirme siempre “yo la quiero más”. Tatita Juan, que Dios te colme de bendiciones. Florencia, María Jesús y yo esperamos seguir disfrutando de tu pasión por la vida e inolvidable magia que te nace del corazón.

Te queremos mucho

María Macarena Castilla Vergara

El Invitado de Hoy…

Es increíble como se dan las cosas; siempre he querido escribir algo respecto del Grupo Amancay y cuando salió un artículo firmado por José “Cheché” Gutiérrez en Huellas Digitales el día 27 de diciembre del 2006; escogí a quién firma el último de los comentarios porque me pareció apropiada y había sido integrante del grupo Amancay femenino; me refiero a Angela Gabriela Vergara Moraga. Debo ser sincero y admitir que no la recuerdo físicamente; solo al grupo.

Le envié un correo proponiéndole me relatara su paso por el grupo cosa que aceptó, pero a la vez no aceptó; me costó un par de meses convencerla, pero al final se arrepintió definitivamente.

A todo esto ya es como marzo y ya sabía quién era, por lo tanto le propuse escribiera de su papá, cosa que la entusiasmó un poco más así que se dio a la tarea de averiguar datos y recopilar fotos de la época. Hasta que después de múltiples problemas, el 7 de agosto estuvo todo listo para empezar a escribir.

Quiero decir a todos, que el resultado según mi punto de vista ha sido un cúmulo de emociones para los adherentes y adversarios de Don Juan Vergara Vergara; que sin querer Angela Gabriela nos ha dado a conocer parte de nuestra historia cívica como pueblo, nos ha dado a conocer como se siembra la semilla, se guía la planta y se cuida la flor de una familia para que las enseñanzas perduren en el tiempo.

Sin querer Angela Gabriela nos ha acercado a Dios a través de la voz imperecedera de su padre; sin querer nos ha enseñado a amar, a ser humildes, a ser luchadores, a querer la vida, la familia, a nuestra pareja, a nuestros hijos, nietos y sobre todo, le ha dado el verdadero sentido del amor hacia nuestros padres.

Sin querer nos ha enseñado que debemos decir a nuestros seres queridos cuánto les amamos AHORA QUE LOS TENEMOS A NUESTRO LADO, y no cuando ya no vale la pena.

Quiero agradecer desde lo más profundo de mi corazón a todos; a todos quienes han leído la historia, a quienes dejaron su opinión, a quienes llamaron por teléfono a Angela Gabriela, a quienes la saludaron, la apoyaron y le dieron su amor porque lo merece.

Hermosa historia de la que me siento gozoso y complacido de haber conocido.

FRANCISCO FLORES OLAVE