Nuestro poeta no se quedó ajeno al bullado, mediático y merecido logro deportivo que obtuvo la selección de fútbol femenino de Chile, ¡Como no! si junto a la poesía Ricardo Altamirano es profesor de educación física y muy buen futbolista en su juventud, época cuando nunca imaginó ver futbol femenino.
Quien se lo iba a imaginar
que en este siglo veintiuno
el pancito al desayuno
sería hasta con manjar.
Fue un alegre despertar
tras el partido final
que desató un vendaval
de alegres gritos y abrazos
después de cuatro golazos
en el pórtico rival.
Para que sepan señores,
juegan fútbol las mujeres,
dejaron otros quehaceres
y son como los mejores,
se tienen fe y sin pudores
mojan bien las camisetas
y más de alguna sus tretas
muestra cuando es necesario
y alienta todo el estadio
con banderas y cornetas.
Que habría dicho el “Sapito”
ante tanta irreverencia,
“el fútbol no será ciencia,
pero es pa´ los hombrecitos”
y más de alguno su grito
lanza ante tanto descaro
porque no le queda claro
ver mujeres futbolistas,
siempre dispuestas y listas
y que corren sin reparos.
Hacen goles de cabeza
y de pases combinados,
todo el mundo entusiasmado
porque además de destreza,
con su pericia embelesan
y en el arco con talento
se luce que es un portento
la capitana elegante
y digo que en este instante
merecen un monumento.
No queda más que aplaudir
a todas estas muchachas
y ojala siga la racha
de triunfos al competir
para gritar y aplaudir
cuando vayan al Mundial
y nadie pensará mal
si la Selección feliz,
deambula por Paris
como su premio final.
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