Ricardo Altamirano se suma a los múltiples homenajes que le han rendido a ANGEL PARRA, cantautor chileno, hijo de la gran Violeta, recientemente fallecido en Paris, Francia. Ricardo nos envía un aporte muy sentido de quien en más de alguna vez compartió en persona.
POR ANGEL PARRA
La Nueva Canción chilena
ha perdido un gran valor,
está de luto el folclor,
la noticia no es muy buena
nos embarga una gran pena
y estamos muy conmovidos,
sabemos que ya se ha ido
pero es bueno recordar
a aquel que supo crear
canciones con contenido.
Se apagó la voz gloriosa
de Angel, cantor popular.
No hay que ponerse a llorar
pues su vida portentosa
no se merece otra cosa
que alegrarse en esta hora,
de modo que desde ahora
suenen guitarras vibrantes
en manos de los cantantes.
guitarreros y cantoras.
Lo escuchamos en la Peña,
tarareamos sus canciones
y afloraban emociones
que entregaban buenas señas.
era árbol de buena leña
esparciendo su calor
con la amistad, con amor
que estaban siempre presentes
dedicados a la gente
que aplaudía con fervor.
Y lo que agrego es muy cierto
y se los recuerdo ahora,
que cantó las cuecas choras
de su tío Don Roberto
causando gran desconcierto
por sus letras picarescas.
ni falta hacia una orquesta
para salir a bailar
y entre canto y guitarrear
se armaba altiro una fiesta.
Por las cosas del destino
murió lejos del país,
vivía en Francia, en París
y por allá lo imagino
recorriendo otros caminos,
afinando su guitarra,
poniendo talento y garra,
escribiendo sus historias,
dejando en nuestra memoria
tantos sueños, Angel Parra.
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