Dos tragedias muy seguidas fueron las que azotaron nuestro paín en el lapso de pocas semanas, un Terremoto en Iquique y el gran Incendio en Valparaíso, hechos que no quedaron ajeno a Ricardo Altamirano quien los narra en sus acostumbrados versos.
Que diablos está pasando
en este sufrido Chile,
las desgracias en desfile
se nos van acumulando,
en el norte está temblando
dejando la tendalada
y en Pancho por las quebradas
arden casas por centenas
entre el dolor y las penas
de gente damnificada.
Dos terremotos seguidos
en las regiones nortinas.
Cualquiera se desanima
y arranca despavorido,
hay derrumbes, hay heridos
y alarma por marejadas,
vigilias de madrugada
asustadas en los cerros
las familias con sus perros
rogando no pase nada.
Pero lo que es preocupante,
irresponsable diría
que por buscar sintonía
la prensa poco elegante
con un criterio aberrante
destaca en forma morbosa
aquellas pequeñas cosas
que provocan emociones
olvidando las cuestiones
más solidarias y hermosas.
Los medios informativos
en especial la tevé
muestran una y otra vez
los mismos y repetidos
tristes momentos vividos
en las devastadas zonas
y quedan como la mona
solo por figuración,
no demuestran compasión
con las humildes personas.
De todas estas tragedias
hay que sacar conclusiones
aprender bien las lecciones,
no hacer circo ni comedias
porque la cosa es bien seria,
y requiere de verdad
mucha solidaridad,
información verdadera
sin noticias lastimeras
llenas de vulgaridad.
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