"Como en Aisén, en otro momento y con otras motivaciones, las respuestas oficiales son las mismas, mucho discurso, poca solidaridad y mucho correrse por la tangente. Las respuestas de algunos servicios son una vergüenza -Los salmones muertos son orgánicos y no constituyen amenazas para el medio ambiente- pero no dicen que los salmones estaban envenenados o contaminados". Es lo que nos escribe Ricardo Altamirano, junto a las acostumbradas prosas que hablan del tema.
Son tremendos los estragos
allá por el sur de Chile,
mueren salmones por miles
en la región de Los Lagos
y esta pregunta les hago
¡que cosas se hicieron mal
para tener al final
la tremenda mortandad,
y esta gran calamidad
con resultado fatal?
Se cierran las salmoneras,
la gente queda cesante,
es bien amargo el purgante
y no lo traga cualquiera
por eso la pelotera
se arma en todo Chiloé
y pasa lo que usted ve
por la tele y por la prensa,
la protesta ya comienza,
va muy en serio esta vez.
Paraliza la región,
la gente está descontenta,
porque sacando las cuentas
nadie les presta atención
porque la gran solución
fue echar al mar los pescados
podridos y envenenados
por si el mal desaparece,
no transcurrieron dos meses
y miren lo que ha pasado.
Porque después, de remate
llega la mortal marea
para que tengan idea,
es más que roja, granate
y la cuchara me late
cada vez más agitada
cuando pienso en la embarrada
que pasa en este momento
cuando nadie está contento
y no hay plata para nada.
Sale a la calle la gente
y se toma los caminos,
de la mano los vecinos
siguiendo a sus dirigentes,
el gobierno en forma urgente
les envía un funcionario,
que respetando su horario
de oficina va y ofrece
un bono por varios meses
y otros engañitos varios.
No hay combustible, alimentos
por los caminos cortados,
los colegios han cerrado
la frustración en aumento
y se nota el descontento
en Osorno y Puerto Varas
y las consignas son claras
en Ancud, Castro y Quellón,
"si no nos dan solución
esta protesta no para".
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