Diversos comentarios ha tenido la propuesta de Daniel Jadue sobre los Medios de Comunicación, para un profesor especialista, "Varios de los planteamientos son interesantes y necesarios, otros, en cambio, son setenteros y pasados de moda" (ver). En otro lado, una editorial del DF dice "No se puede normalizar la objetividad".
Por Marily Luders
Directora Diario Financiero (DF)
Esta semana me cuesta abstraerme de un debate que llega al centro de la sala de redacción de Diario Financiero y de todos los demás medios de comunicación de Chile. El precandidato comunista Daniel Jadue propone cambiar las actuales regulaciones al periodismo nacional e introducir una plataforma de medios públicos. El tema da para largo, pero les comparto algunas reflexiones.
Lo primero, es que hay errores serios en las premisas que usa para justificar su afirmación de que en Chile no hay correcto acceso la información. Se consideran concentrados los medios de prensa escritos, por ejemplo, solamente considerándolos como alternativas entre ellos. La verdad es que hace más de 20 años todos los medios tienen sus versiones digitales y de redes sociales y ante cualquier hecho noticioso la competencia se da cruzada entre un canal de televisión, un medio digital y un diario como el nuestro. Por lo tanto, la estructura de medios de los '80, que permitía analizarlos en silos informativos concentrados, se ha pulverizado completamente.
El argumento de la concentración en manos de solo un "tipo de dueño" también se cae al revisar que hoy, en la televisión, por ejemplo, la mitad de los canales tienen dueños extranjeros con líneas editoriales completamente diferentes y que compiten con un canal estatal y dos canales de privados.
La propiedad de los medios de comunicación siempre es tema de controversia, pero no hay que perder de vista que hay dos factores que atenúan las distorsiones: transparencia sobre quiénes son los dueños para que los ciudadanos puedan evaluar la calidad de la información, y la competencia entre diferentes medios con diferentes dueños. Ambos casos se dan en Chile. En el caso de DF lo informamos en nuestra web y además cada vez que escribimos sobre empresas relacionadas.
Las falencias del diagnóstico explican que después la lista de medidas propuestas no aporten al pluralismo que prometen sino más bien a construir lo que llaman una "plataforma de medios públicos", que incluye un consejo de ciudadanos a cargo de revisar la oferta informativa. Pretender normar la "objetividad" de los medios desde dónde sea se parece más a un mecanismo de control que a un intento por mejorar la democracia. Hoy los ciudadanos ya tienen fuerte voz en los medios al elegir cuáles sintonizan o leen. Si no creen en la capacidad de las personas para discernir sobre dónde informarse, difícilmente pueden confiar en el valor de su voto y de la democracia.
Podría seguir escribiendo de esto porque quedan varios cabos sueltos, pero ya tendremos oportunidad de seguir analizando el tema. Especialmente interesante es recoger las pésimas experiencias en cuanto a derecho a la información que han tenido países que han desplazado a medios privados por medios públicos, que terminan sujetos a un única agenda política y la presión de un solo mandante, que es el gobierno, el único poder que además tiene el monopolio de la fuerza en las sociedades democráticas.
Aquí en DF seguiremos trabajando duro para entregar información de calidad a nuestros lectores y aportar así al pluralismo desde la acción. Por eso, aprovecho de contarles que desde la semana que viene empezamos la quinta temporada de los podcast DF. En este ciclo tengo la suerte de conversar con empresarios de cada una de las regiones del país para levantar sus historias de negocios.
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