Quizás de la experiencia de años ejerciendo su profesión, Juana Salazar nos cuenta una historia llena de verdades y prejuicios que nos abre los ojos de uno de los oficios más nobles en el área de salud, cuando se desarrolla con verdadera vocación.
Cuando llamamos a la puerta del Jardín Infantil, salieron a nuestro encuentro un montón de alborotados niños que nos esperaban con mucha ilusión, no cabían en sí de alegría, sentimiento que dibujaba amplias sonrisas en sus pequeñas caritas.
Luego, estas fueron cambiando hasta tranformarse en caritas de pena, desconcierto, desilusión y algunos de ellos estaban al borde del llanto.
Nosotros sabíamos que esto podría suceder, porque cuando concertamos este encuentro con la Educadora, le pedimos que nos anunciara como “importantes personas” que los invitábamos a celebrar nuestro cumpleaños y ellos nos vieron llegar, pero sin torta ni regalos. Habíamos pedido que nos distribuyeran por todas las pequeñas mesas de trabajo, porque necesitábamos que todos los niños participaran de la actividad.
En un rincón de la sala, también había un señor que erróneamente asumimos era Supervisor o algo así, que desde la distancia se dedicó a mirarnos con cara de pocos amigos. De a poco nos fuimos integrando con nuestros pequeños nuevos amiguitos, participamos de sus juegos y tarareamos sus canciones. Cuando ya estábamos en confianza y más tranquilos, les dijimos que éramos Enfermeros, que de verdad celebraríamos nuestro cumpleaños, pero… que sería de una forma muy diferente. Queríamos que nos conocieran. Les contamos que nuestro cumpleaños ya había pasado, había sido el 12 de Mayo, Día de la Enfermera que casi todos los años pasa inadvertido, porque generalmente coincide con el Día de la Madre.
Los ilustramos un poco más, explicándoles que casi todas las profesiones y oficios tienen su cumpleaños, pero ya ni se recuerdan ni celebran. Que también perdimos el Día del Abuelo, hoy sólo se celebra al Adulto Mayor por la hazaña de haber pasado Agosto, pero el Adulto Mayor no es nada nuestro. Lo nuestro son los abuelos a los que nunca debemos olvidar, aunque no los hayamos conocido, porque ellos fueron las raices del árbol de nuestras vidas.
Queríamos saber si sabían lo que era una Enfermera y algunas vocecitas respondieron que las conocían, que eran mujeres, feas y malas. Lo primero, no somos sólo mujeres, desde hace muchos años han ingresado a nuestro estamento una gran cantidad de hombres que están haciendo muy bien su trabajo, en lo de fea aquí si que está difícil la cosa, porque es bien poco lo que se puede hacer, pero quisimos saber porque creían que éramos malas y nos respondieron: ”que cuando se portan mal sus papás les dicen que los llevarán al hospital para que los pinchen”. Papás: Esta estrategia no corrige, tan sólo es la primera lección que recibe su hijo donde aprende a tener miedo, lo que más tarde dificulta nuestro trabajo dando pie para que Ustedes reclamen, acusando “que la Enfermera no tiene psicología y que no está preparada para atender niños”.
Les explicamos que esto no siempre sucede, sólo “se les pincha” cuando están muy enfermitos y no pueden recibir su tratamiento por boca o cuando deben recibir sus vacunas. Cuando hicimos este comentario, un niño levantó su manito y nos dijo que a él no se las colocaban. Pero, antes de poder replicar ya teníamos a este señor de la sala queriendo opinar… era su papá, que por su ignorancia y miedo se hizo leal discípulo de la tendencia antivacunas.
Nos costó enfrentar este contratiempo, porque son personas que caen fácilmente en el fanatismo y no escuchan más que sus propias voces. Luego, logramos explicar a los niños que las vacunas son soldados guardianes, que los defienden de algunas enfermedades y que cuando ellos se vacunan, también están protegiendo a todos los que lo rodean.
Les preguntamos si sabían cuantas Enfermeras hay en el hospital: algunos contestaron que muchas, muchas y otros dijeron que todas(os) lo eran. Esta confusión nosotros mismos la originamos, porque hace mucho tiempo a casi todos los funcionarios hospitalarios se nos perdió el uniforme.
Les explicamos que dentro del hospital hay muchas profesiones y oficios que se coordinan y complementan para prestar las atenciones de salud, “que todos somos muy importantes y nos necesitamos unos a otros porque formamos un sólo equipo”. Tambíén les explicamos que el Médico no es el jefe, él también es parte del equipo y necesita de todos nosotros para poder realizar su trabajo. Pero lo que no pudimos hacer, fue explicar de qué forma nos pueden identificar.
También nos interesaba saber si asistían a sus controles de salud y muchos dijeron que no, porque para sus mamás el control de salud no servía de nada, se quedan dormidos, no les tienen ropa limpia o sus mamás están muy ocupadas en cosas mucho más importantes.
Fue una jornada entretenida y fructífera para ambas partes, que terminamos con la torta y regalos que llegaron con anticipación y permanecían guardados en la oficina de la Educadora, lo que hizo el milagro de volver las sonrisas y gestos de alegría a sus tristes caritas.
También les dimos tareas para la casa: Conversar con sus papás sobre lo aprendido, no faltar más a sus controles de salud y que les pongan todas sus vacunas.
Agregamos al regalo, una cartita para sus padres que dice así:
CONTROL DE SALUD INFANTIL
Con mamita yo he venido,
Oportuno a controlarme.
Notarán que ya he crecido,
También volverán a pesarme.
Revisarán mi cuerpecito,
Observarán lo que sé hacer.
Leche materna recibo, para sanito crecer.
Del control no hay que olvidarse,
En él aprende mamita a cuidarme.
Sanito me han encontrado,
Aunque tengo unos rollitos.
La vacuna que me han dado,
Un poquito me ha dolido.
Debo aguantar por un rato, que voy así protegido.
Importante yo me siento,
Nuevas cosas ya se hacer.
Felíz está mamá por esto,
Ayudándome a aprender.
No distingo los peligros,
También puedo accidentarme.
Importante es saber prevenirlos,
La idea es crecer saludable.
“EL MEJOR REGALO QUE NOS PUEDEN DAR Y NO TAN SÓLO EL DÍA DE NUESTRAS PROFESIONES Y OFICIOS, ES QUE NOS RESPETEN COMO PERSONAS Y VALOREN EL TRABAJO QUE HACEMOS SIN IMPORTAR EL QUE SEA”
No investiguen en qué Jardín Infantil tuvimos esta experiencia, ni busquen las fotos en las redes sociales, este mensaje es un relato que se escribió tan sólo, para invitarlos a reflexionar.
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