Para don Rolando Olate esta toma de la Municipalidad, donde participó activamente, tiene un significado diferente que para el resto de los involucrados, seguramente recordó que organizó una acción similar a comienzo de la década de los 70, en ese entonces para presionar y forzar a los Regidores para que eligieran Alcalde a “su candidato”; en esa época logró su objetivo.
Coincidentemente (o quizás fríamente preparado por él), el candidato a elegir entonces era don Elías Jana Santibáñez, el mismo nombre de la agrupación que ha protagonizado las últimas tomas en Cañete, en terrenos de Indap y este 21 de mayo de 2014, la Municipalidad; para algunos “un gustito” que se quiso dar este emblemático personaje de la política cañetina, varias décadas después de su “hazaña”, cuando los Regidores que entonces debían elegir al Alcalde de Cañete no estaban del todo convencido de votar por Jana, a pesar de haber “orden de partidos” para hacerlo, finalmente la acción de fuerza del “Compañero Olate” terminó por convencerlos.
Era otra época claro, de más ideologismo y virulencia política que hacía posible pasaran estas cosas, luego vinieron los años de dictadura con tremendas injusticias sociales que también justificaban plenamente este tipo de acciones de fuerza, recordar que eran tiempos de gran cesantía, poquísimos beneficios, pocos subsidios habitacionales, nada de subsidios de arriendo, mínimas facilidades de ahorro, y otros tantos beneficios sociales que hoy SÍ existen, y por lo que cuesta entender que este grupito de personas, ni siquiera bien organizada, esté tratando de conseguir beneficios a la fuerza.
Alguien decía hoy que esto es como “estar en una fila de atención a clientes y llega alguien que se la quieran saltar y ponerse adelante para que los atiendan primero”, sin respetar a quienes con mucho sacrificio, madrugando, con las mismas o más necesidades, han optado por cumplir con las normativa existente y que esté funcionando, bien, mal, rápido o no... pero para todos por igual y que no va a cambiar porque menos de una decena de familia se tome a la fuerza un terreno que bien podrían merecerlo otras de las 850 familias que esperan una solución habitacional en nuestra comuna.
La verdad es que no se entienden mucho los argumentos y justificaciones para persistir con las tomas por parte de los involucrados y quizás el señor Olate pudiera explicarnos mejor. Solo queda claro que quieren ese terreno, el Alcalde ha dicho que le ha dado otras alternativas de solución, no se sabe porque las han rechazado, sabemos que ha habido “otras” autoridades que los han “apoyado”, ¿con soluciones?, ¿ayuda material?, ¿asesoría legal? O ¿solo moralmente?, sería bueno saberlo y que también se evalúen esas promesas.
Decíamos e interpretamos claramente que estas “Tomas” (terreno y municipalidad) han recibido poco apoyo ciudadano, así se aprecia en los comentarios en las distintas redes sociales y diversas declaraciones que circulan; es opinión casi generalizada que los problemas de estas pocas familias son los mismos de otras tantas, que mayoritariamente han optado por una solución formal y segura (aunque a veces lenta), incluso los debates surgidos se han sacado unos cuantos "trapitos al sol", acusan a algunos de no tener las necesidades que dicen tener, incluso algunos con muy buen pasar, casa donde vivir y que ni siquiera duermen en las precarias casas levantadas en la toma; son comentarios lo que no nos consta, pero tampoco se leen argumentos válidos en su contra.
Finalmente, a pesar de las declaraciones medianamente aclaratorias emitidas el día de ayer por el Alcalde (escucharlas más abajo), no podemos defenderlo en todo esto, de hecho es el gran responsable de haber llegado a estas alturas del conflicto, su ambigüedad, inseguridad, ofrecimientos "en caliente", el dilatar las respuestas, las malas asesoría (legales principalmente) y pésima comunicación, han hecho que los malentendidos y desconfianza hayan aumentado insosteniblemente, hasta llegar a la toma de la Municipalidad que a nadie ayudará ni beneficiará.
Es de esperar que prime la cordura, sean protagonistas los verdaderos afectados y sepan escoger bien las recomendaciones y “apoyos” externos que están recibiendo, que las soluciones les sirva solo a ellos y no a otros que quieran sacar provecho colateral de sus problemas.
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