Soy Marcela Vásquez Barra, nací en Cañete, nieta de una modesta pero esforzada familia, de agricultores y obreros del reconocido Molino “Larroulet” y miembros fundadores del Club Caupolicán, me enorgullece mi familia Barra Navarro, donde el pilar fundamental fueron sus mujeres, ejemplo de virtud, principalmente Isabel Navarro (mi abuela).
Soy la menor de dos hermanos e hijos de Verónica Barra, reconocida profesora de educación básica y de Víctor Vásquez, funcionario de carabineros.
Tras un breve paso por la isla mocha, llegamos a Curanilahue hace 30 años, ingresé a la Escuela Colico Sur junto a mi hermano, aprendimos a leer, soñar y jugar. Una comunidad educativa que traspasa generaciones, hoy con mucho cariño me encuentro con mis compañeras de básica pero ahora como profesoras de mi hijo y con otras somos apoderas. ¡Como pasan los años!
Fue en esta escuela donde comencé a practicar ballet, mi querida maestra Rosita del Canto quien me dio las primeras lecciones de danza, pero principalmente de responsabilidad, compromiso y disciplina.
Terminé la educación básica en la escuela Ramiro Roa González, donde adicional a los contenidos adquiridos, lo más importante fueron valores intransables, nos enseñaron a confiar en nosotros, en apoyar a los más débiles, y nunca perder el sentido de justicia y esfuerzo.
Ingresé al Liceo Mariano Latorre, donde fui parte del semillero de la orquesta sinfónica, presidenta de curso en varias ocasiones, conocí a grandes profesores, inspectores y compañeros.
Fueron años complejos, fuimos parte de la recordada revolución pingüina, unidos como estudiantes, desde diferentes frentes ideológicos, nos unió la causa., Sellando en mí el respeto y reconocimiento por ellos. Aprendí de joven a respetar y valorar la diversidad de pensamientos,
En mi juventud compartimos nuestro sentimiento de servicio social, en especial de los más vulnerables integrando la pastoral juvenil y siendo monitora de niños con cristo.
Me titulé de ingeniera comercial, tras duros años universitarios complejos pero hermosos, con muchas limitaciones y literalmente hacer milagros para trabajar y estudiar. Dios me dio la maravillosa tarea de convertirme en madre, mi corazón siempre estará agradecido de los esfuerzos y sacrificios que hicieron mi madre y mi abuelita para apoyarme
Junto con mi hermano trabajamos toda nuestra época universitaria, el en ayudantías y yo en promoción, admisión, asistente de diplomados y cualquier oportunidad se nos presentara para poder colaborar con los gastos.
Desde entonces, he dedicado mi vida profesional al servicio público y privado, en todas las comunas de la provincia de Arauco, orientando todos mis esfuerzos a contribuir a que vivamos en provincia más justa, con mayores oportunidades y herramientas, conozco su territorio, su gente. Amo nuestra provincia...porque nací y crecí en ella, porque me dio educación, familia, amistades, enseñanzas, infancia y juventud, y quiero lo mismo para nuestros hijos.
Hoy somos las mujeres quienes queremos construir un chile más justo, mirándonos de frente con sinceridad. ", Que se dé oportunidad a rostros nuevos. Hoy vamos con todo, con fuerza de mujer, con energía y confianza en que juntas, "saldremos a la cancha “
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