Hasta hace no mucho, nuestros padres acometieron inmensos sacrificios, para que nosotros sus hijos estudiáramos. Sabiamente expresaban que ésta era la mejor herencia que podían dejarnos, por sobre los bienes materiales, ya que la educación era una herramienta que nos preparaba para enfrentar la vida, nos alejaba de la pobreza, nos hacía independientes y nos garantizaba un "mejor pasar".
Pero, en ningún caso pensaron que las políticas económicas mundiales se adecuarían a los tiempos, para que la clase trabajadora siguiera siendo pobre. Y comenzamos a ver como aparecía a pasos agigantados el flagelo del Consumismo, el demonio creado por las grandes potencias que más adicciones produce, instalando por todos lados su enmarañado conjunto de redes, capaces de encantar y encandilar la mente del hombre con la engañosa ilusión que puede obtener todo lo que quiera en forma fácil y a corto plazo, además que nos gusta ser arribistas y aparentar más de lo que somos.
PUERTA DE ENTRADA A LA POBREZA, CONVERTIRNOS AL CONSUMISMO:
Las grandes potencias económicas a través de sus estudios de mercado y encuestas varias, lograron descubrir que el mejor caldo de cultivo para instalar la maquinaria del CONSUMISMO, se encontraba entre el grupo de estudiantes universitarios y trabajadores con escaso o nulo poder adquisitivo, a los que comenzaron a entregar en forma indiscriminada, su primera tarjeta de crédito. De ésta manera atrapan entre sus redes al potencial consumidor, antes de enseñarle a ganar y administrar su dinero, tarea que nadie hará, porque esa es la idea para que funcione el sistema.
Esta tarjeta trae consigo un socio, que se llama "interés". Y al nuevo consumidor, que generalmente es poco experto en matemáticas y que al sistema conviene, le interesa adquirir el producto, en el máximo plazo posible, en cuotas pequeñas y poco le preocupa saber cuánto se aleja el total a pagar, del precio original del producto. Luego; viene la insolvencia económica y aparece un nuevo salvador. "Re pactar la deuda" (o rematar al pobre diablo), que significa modificar los plazos, calcular nuevamente las cuotas, con su interminable sarta de intereses. A estas alturas, el consumidor ya ni se acuerda del valor inicial del producto, sólo le interesa salir del problema. Y tampoco aprendió la lección y a la primera oportunidad que se le presente estará de nuevo usando su tarjeta, en que el monto de los intereses siempre superará al monto de los bienes adquiridos. Además, que muchas veces compra productos de mala calidad que deben reponerse antes que se termine de pagar el anterior.
Otra forma de empobrecernos: Nos muestran tentadoras promociones que nos atraen desde la distancia; y cuando nos acercamos a ver detalles, en letra chica leemos "oferta válida sólo para clientes con tarjeta" y la cantidad de cuotas las fija arbitrariamente la tienda, porque deben asegurarse de recuperar lo no ganado en la supuesta promoción. ¿Se fijó que no ahorró nada y de paso pagó mucho más que el precio original?. El cliente que quiere pagar en efectivo no les sirve, es casi una ofensa para el vendedor, porque el negocio radica en que de alguna forma se tiene que compensar la oferta. Pero "sienten tanto" que se vaya sin comprar, y lo comprometen ofreciéndole la tarjeta, (en que por ser su primera compra generalmente viene con un llamativo regalo, que muchas veces son productos que Usted no necesita) y con entrega inmediata. Inmediatez que no se observa cuando la quiere ir a devolver. Con esta novedosa estrategia logran ampliar el número de tarjetas en el mercado, al resto de los trabajadores, los que más temprano que tarde comenzarán a enredarse en el mismo sistema de intereses.
Lo ideal para el mercado es que el cliente no use dinero en efectivo, el hombre es más precavido y valora más el dinero cuando lo tiene en la mano, mientras que las tarjetas se usan hasta reventar, porque dan la sensación que los fondos son infinitos, quedando el consumidor atrapado hasta la eternidad, en la interminable red de intereses.
¿Y qué me dicen del cliente preferencial de los Bancos?
Invitan a la potencial víctima a retirar un crédito pre-aprobado de forma inmediata. ¿Por qué vamos a pensar que un pobre trabajador con sueldo fijo, que anda al tres y al cuatro por la vida, va a ser cliente preferencial del Banco?. Porque aunque Usted no lo crea, han seguido su comportamiento financiero desde las sombras, lo conocen, y es el candidato ideal para seguir agrandándole su carga de intereses y quitarle la poca tranquilidad que aún le queda. Ah! y tan de pre-aprobado el crédito no era, el cliente debe tener una prenda para ofrecer al Banco, "por el riesgo" y hasta hipotecar la casa de su abuela le sirve…
Y como ningún detalle puede quedar al azar, para que la fábrica de pobres funcione y pensando en la remota posibilidad que algunos trabajadores sean más ordenados para salvarse de este destino, inventaron las AFP, un sistema que en su esencia es bastante democrático, porque no hace distinción y termina con TODOS LOS TRABAJADORES JUBILADOS, convertidos en unos perfectos pobres.
"Y AHORA QUE ESTÁ CANSADO, ENFERMO Y VIEJO, SE DA CUENTA: QUE SE QUEMÓ LAS PESTAÑAS ESTUDIANDO, SE SACÓ EL LOMO TRABAJANDO, COMPRÓ PUROS INTERESES... ESTA MÁS POBRE QUE COMO EMPEZÓ Y LAMENTABLEMENTE YA NO TIENE TIEMPO NI FUERZAS PARA DAR UNA SEGUNDA VUELTA"
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